Afiliados de Acción Popular con su líder,
Julio González Sandoval, en el centro de la imagen
Las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 significaron el fin de la monarquía de Alfonso XIII y la proclamación de la Segunda República en España.
Esta convocatoria electoral se convirtió en un verdadero plebiscito acerca del régimen político: monarquía o república; algo que en principio no estaba previsto.
Los monárquicos sufrieron una fuerte derrota en las ciudades, pero no en las zonas rurales. En realidad, en los pueblos pequeños las elecciones no tuvieron un marcado cariz político, sino más bien administrativo. De ahí que en muchos ayuntamientos los concejales fueran nombrados por el artículo 29 de la ley electoral. Se presentaban igual número de candidatos que de concejales correspondían al municipio y ya no era necesario votar
En Torrijos compitieron dos candidaturas: la monárquica-conservadora y la republicana-socialista; aunque triunfó la primera, hubieron de celebrarse nuevos comicios para el 31 de mayo siguiente. Este día ya salió vencedora la otra lista. El candidato más votado fue Agustín Rivera Cebolla que fue nombrado alcalde.
Éste era natural de Sueca (Valencia), de familia acomodada, donde dejó una notable hacienda de naranjos y otras posesiones para venir a Torrijos en el año 1921 con el fin de ejercer su profesión de médico. Le acompañó en la nueva corporación el también facultativo, y meses después presidente de la Diputación, José Fiscer Barbeyto, además de Pedro Villanueva e Isidro Sánchez Escobar, empresario éste último de gran prestigio en la localidad.
Los grandes derrotados fueron Fausto Gallarza Cebeira, ingeniero de caminos que ya trabajaba en la Diputación Provincial; Domingo Calderón, que junto con su hermano Cirilo explotaban un grupo de empresas de distintas actividades, y Daniel Oteo, último alcalde de la monarquía, además del cura párroco, Liberio, que se presentó a los primeros comicios citados.
Pero el gobernador publicó una orden, siguiendo instrucciones recibidas del Gobierno de la República, ante las protestas y reclamaciones formuladas, para que en las localidades toledanas donde se hubieran falseado las elecciones municipales, deberían ser impugnadas en un determinado plazo. Y al igual que Torrijos, en más de setenta localidades toledanas, que impugnaron el resultado, se repitieron elecciones el día 31 de mayo de 1931.
Sin embargo el futuro líder indiscutible de la derecha torrijeña sería Julio Gómez Sandoval, quien por entonces no vivía en Torrijos. Gómez Sandoval criticaría años después, en 1935, la forma en que la izquierda accedió a gobernar, en 1931, el primer Ayuntamiento republicano de esta localidad. Lo trataba de una carta abierta al periódico católico El Castellano en la que replicaba a otro artículo publicado en el diario madrileño El Liberal, en el que los miembros de la corporación izquierdista le tildaban de cacique. Con el privilegio de ser congresista, y su partido gobernando en España, el señor Sandoval exponía con firmeza:
Los concejales señores Rivera Cebolla, Fiscer Barbeyto, Villanueva y Casado, no fueron elegidos en las primeras elecciones celebradas el día 12 de abril, sino por el contrario, la candidatura en la que figuraban sus nombres fue derrotada por la formada por elementos de la derecha local. Pero dichos comicios fueron anulados por el decapitador de ayuntamientos democráticos, el señor Maura.
En las nuevas elecciones celebradas el 31 de mayo de 1931 no acudieron los hombres triunfantes en el primer referéndum, ante el temor de una nueva anulación. Por ello, nadie supondrá que el carácter de legítimos que ellos se apropian sólo es producto de la fantasía creadora de los elementos de izquierdas, pues su ilegitimidad es bien manifiesta.
El torrijeño, Juan José Benayas Sánchez-Cabezudo, alto cargo del Ministerio de Agricultura, y cuatro años después nombrado titular de dicho departamento, influyó favorablemente para facilitar las mejoras en la comarca de los jornaleros del campo de Torrijos. Éste militó durante el primer bienio en el Partido Republicano Progresista de Alcalá Zamora. Aunque esta formación política era opuesta a la del alcalde de Torrijos, ya en Izquierda Republicana, era sobradamente conocido el favoritismo del señor Benayas por su villa natal, aunque siempre se excusara con la coletilla de que “todo obedecía a razones de interés público".
PRIMERA MEDIDAS ANTICLERICALES EN TORRIJOS.
Cardenal Segura.
El cardenal de Toledo, Pedro Segura, en el año 1931, a poco más de 15 días de la proclamación de la II República, lanzó una violenta arenga contra el régimen recién establecido afirmando en una pastoral: "Cuando los enemigos del reinado de Jesucristo avanzan resueltamente, ningún católico puede permanecer inactivo". A los pocos días fue expuldado de España.
La proclamación de la II República produjo fricciones entre el nuevo régimen y la Iglesia Católica.
En el mes de junio de 1931, en un pleno municipal del Ayuntamiento de Torrijos, un concejal propuso sacar a pública subasta un valioso lienzo del Santísimo Cristo de la Sangre y con el dinero obtenido dar jornales a los obreros más necesitados de la villa. Pero el primer edil, el médico señor Cebolla, convenció a la Corporación para no vender el valioso cuadro.
Agustín Rivera Cebolla, primer alcalde republicano de Torrijos. Fotografía cedida por el investigador torrijeño Paco Gómez de Agüero
Eso sí, por imposición legal, adoptó la medida de que todos los signos religiosos se almacenaran en otras dependencias.(1)
Extracto del polémico art. 26 de la Constitución republicana de 1931 que anunció la promulgación de una ley para disolver las órdenes religiosas que constituyeran un peligro para la seguridad del Estado.
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