Productividad: ¿Se nace o se hace?

La productividad es una cualidad que está al alcance de todos. Es una habilidad susceptible de ser entrenada.
Ser productivo consiste en poner en práctica una serie de recursos y habilidades específicos, no de hacer una lista interminable de tareas, tener agendas, cuadernos, anotar ideas y decir que "tengo que hacer...".
A la hora de enfrentarnos a un problema podemos tomar dos caminos: Por un lado podemos buscar soluciones para superar los contratiempos, o bien podemos buscar excusas y no hacer nada.
La gente competente, eficaz, eficiente y organizada, suele ser la que más se preocupa por ser más eficaz, más eficiente, más organizada y más competente. Les pasa como a esos padres que se preocupan por la educación de sus hijos y quieren aprender a ser mejores padres. Paradójico, ¿verdad? Está bien. Siempre podemos mejorar o recordar que ya lo hacemos bien. Pero, ¿qué pasa con toda esa gente que no es consciente de que necesita mejorar ciertos aspectos de su día a día? ¿Cómo conseguir que se hagan responsables de sus vidas y se pongan en acción?
Tenemos un enorme volumen de compromisos, de tareas pendientes, de distractores, contratiempos, parásitos, Gremlings y boicoteadores.

¿Qué quieres hacer?
¿Qué necesitas hacer?
¿Qué es prioritario?
¿Qué te impide hacerlo?

Piensa: Si me lleva menos de un minuto hacerlo, ¿por qué no lo hago ahora? Recoger los zapatos, doblar la ropa que no te vas a poner, dejar la bandeja de entrada sin correo pendiente, responder un mail urgente, buscar la información para un artículo que tienes preparado, sacar la basura...

¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar para ser productivo?

Eso es lo que realmente lo que diferenciará a una persona productiva de una que no lo es.