Revista Comunicación

Producto Interno Bruto vs. Felicidad Nacional Bruta, la importancia de elegir métricas adecuadas

Publicado el 15 mayo 2020 por Cristianmonroy

En 1968 Bobby Kennedy hacía un planteamiento cuanto menos curioso e interesante:

El PIB lo mide todo, excepto lo que hace que la vida valga la pena.

El Producto Interno Bruto (PIB) se encarga de “medir el valor de los bienes y servicios finales, que son comprados por el usuario final, producidos en un país en un período de tiempo determinado“. Esta definición dada por el Fondo Monetario Internacional.

Ha sido considerado históricamente como una de las métricas más influyentes e importantes por la mayoría de países y organizaciones.

Incluso se le ha llegado a ligar de manera constante como indicador del bienestar humano, correlación bastante irreal para los tiempos que corren.

Social Progress Imperative es una asociación sin fines de lucro a cuya cabeza se encuentra Michael Porter, que ha creado su propia métrica: el Índice de Progreso Social que reúne 54 indicadores que miden el desempeño relativo de los países categorizados en tres grupos:

  • Necesidades humanas básicas.
  • Bienestar fundamental.
  • Oportunidades de progreso.

No se intenta enterrar el PIB pero si complementarlo de manera que se intente al menos reflejar la realidad de los países.

Producto Interno Bruto vs. Felicidad Nacional Bruta

El problema del PIB

El PIB, al enfocarse en el crecimiento económico puede llegar a ser manipulada.

Pero ¿cómo y para qué?

Existen casos recientes que pueden ayudar a probar su ineficacia.

¿Has escuchado qué es un sándwich doble irlandés-holandés?

Pista, no se trata de un platillo.

Se trata de una técnica, legal, que permite que las empresas paguen menos impuestos mediante la puesta en marcha de una compleja estrategia que involucra movimientos financieros internacionales, en este caso involucra a Irlanda y Holanda, de ahí el nombre.

Empresas que la han usado: Google, eBay, Ikea, entre otras.

Aunque Google de manera particular ha anunciado que dejará de hacer uso de ese tipo de estrategias.

Y aunque se han creado fórmulas para evitar la elusión fiscal, los resultados podrían no verse en el corto plazo, y en todo caso hecha la ley hecha la trampa, los montos de facturación de las grandes empresas les permiten contratar, costosos pero eficaces despachos dedicados a analizar y poner en marcha las mejores estrategias para sus clientes.

Bueno, pues esta técnica permitió que Irlanda aumentará su PIB en un 26.3% tan solo en el 2015.

¿Esto permitió que los irlandeses tuvieran mejor calidad de vida?

No, así lo confirma un reporte de la OCDE.

Y por supuesto, no se trata del único caso.

Hasta este punto una cosa es clara, el PIB no refleja del desarrollo social.

La Felicidad Nacional Bruta

Lo que medimos afecta lo que hacemos, si medimos cosas incorrectas entonces haremos cosas incorrectas.

La salud, la educación o el medio ambiente son factores que quedan fuera de PIB.

La producción de bienes, por sí misma, no ofrece una perspectiva general de crecimiento, podría incluso estar ayudando a crear una realidad distorsionada.

En 2008 en Bután, reino budista en el norte oriental de Himalaya, se dejó de utilizar el PIB como métrica principal de crecimiento y se nombró en su lugar al Índice Nacional de Felicidad.

Se enfoca en calificar el bienestar y la felicidad de la población, considerándolos desde su perspectiva como más relevantes que que factores más objetivos como el consumo.

El Reino Unido utiliza también una métrica alternativa: el Índice de prosperidad.

Un avance para medir un desarrollo integral aunque por el momento sirve como valor de referencia, sus resultados no inciden de ninguna manera en la distribución del presupuesto.

El caso más reciente involucra a Nueva Zelanda.

A pesar de haber visto un crecimiento en su PIB, los resultados parecen no tener contentos a los habitantes, y es que a pesar de este dato, no ha mejorado su nivel de vida.

Para solucionarlo el país se enfocará en medir el bienestar de los ciudadanos.

Según Grant Robertson, diputado de Nueva Zelanda: “el bienestar significa que las personas vivan vidas con propósito, balance y significado, y tener las capacidades para hacerlo“.

A diferencia del Reino Unido, en el caso de Nueva Zelanda, los resultados de su índice su tendrán un impacto directo en la elaboración del presupuesto.

Ante un eventual problema económico mundial, cuando países alrededor del mundo miran como sus principales activos se devalúan a un ritmo vertiginoso, vale la pena preguntarse:

¿Cuál es el verdadero objetivo de un gobernante o grupo de gobernantes para con sus ciudadanos?

Al final de todo ¿se trata de números o de bienestar real?

Las métricas correctas nos harán tomar las decisiones correctas.

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