Drakis
Uno de los productos alimentarios más recordados de finales de los 80 y los 90 son los Drakis, aquellas dentaduras de Drácula comercializadas por Matutano y compuestas, fundamentalmente, por maíz inflado con cierto sabor a tomate.
Míticas eran las bromas que hacíamos los niños poniéndonos las dentaduras como si fuéramos Drácula, intentando asustar al personal que estuviese deambulando a nuestro alrededor e imitando al personaje que salía en todas las bolsas.
Sin embargo, la historia de los Drakis ha sido turbulenta. En los 90 Matutano decidió cambiar la imagen del producto. En primer lugar cambiaron el nombre del producto y pasó a denominarse Pandilla Drakis. Poco después se tomó la decisión de unificar los productos de la compañía, quedando los Cheetos como único producto, si bien los dividió en cuatro familias: Pelotazos, Rizos, Sticks y Pandilla (siendo estos últimos los herederos de los Drakis, cuya forma de dentadura cambió por la de fantasmas).
Boomy
El Boomy es un clásico dentro de los clásicos en el mundo de los helados noventeros. Parece mentira como algo tan simple nos llegó a conquistar de aquella manera.
Frigo comenzó a comercializar este helado a principios de los 90 y destacaba por tener la forma de tres frutas (naranja, limón y fresa) unidas por un palo. Se podía catalogar como un helado “de hielo” pero en realidad la textura era mucho más suave, parecida a la de los twister de la época.
Además, Frigo tuvo la buena idea de crear una mascota para el helado, una especie de “ente” azul bastante majo que siempre salía en los anuncios y el envoltorio del helado, lo que sin duda nos enganchó todavía más a este producto.
Finalmente y, como ha sucedido con otros muchos helados, Boomy desapareció en 1996 y nunca más se supo de él, quedándonos únicamente nuestra memoria de los días en que disfrutábamos de su sabor.
Fuet Prim La Piara
La idea de La Piara no era mala, crear un fuet tamaño mini y evitar de esta forma tener que cortarlo. Ideal para que los niños de la época nos lo pudiéramos llevar de merienda al parque o al cole y, como no, para devorarlo delante de la televisión mientras veíamos nuestros dibujos favoritos.
El producto, lanzado sobre 1995, como tal no era malo, de hecho era bastante apetitoso, pero duró dos telediarios en los supermercados, y eso que la campaña publicitaria fue intensa. ¿Quién no recuerda el muy repetido estribillo del anuncio “Prim, prim prim, fuet prim la piara…”
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