¿Es Memento una historia “distinta”? Sí. ¿Se ha contado una historia hacia atrás anteriormente? Seguro. Ahí tenemos la novela de Martin Amis, Time´s Arrow. Pero, cuando la mayoría de las narraciones son de A a B, parece lógico concluir que una que no lo haga ya es “distinta”. Sobre todo, porque, (y en esto coincide con la novela de Amis) esta técnica apoya y sustenta mejor lo que se cuenta.
¿Es Lost una serie distinta? Sí. Si la mayoría de las que se emiten son realistas, con pocos protagonistas, con un género definido y con respuestas “racionales”, resulta más obvio.
¿Es Donnie Darko una historia distinta? Sí. Es improbable que encontremos (al menos en cine) una mezcla de retrato juvenil, preocupaciones de autor (biográficas), y ciencia ficción.
¿Son los films (la mayoría) de David Lynch “distintos”?
De acuerdo. La originalidad, la relativa novedad, es tan sólo un valor. Uno más. Sólo por él, no se llega, de modo automático, a la calidad. Llevado al absurdo, entraríamos en la extravagancia absoluta, y el único modelo sería el surrealismo de ciertos (muy recomendables, por otra parte) films de Buñuel. O el experimentalismo puro y duro.
El Ángel Exterminador (1962). Luís Buñuel. Un absurdo más contenido, pero muy, muy jugoso.
De todos modos, no es inhabitual que se defiendan (porque se aman) películas concretas por valores distintos, pero que, de igual modo, se superponen a sus posibles fallas.
Uno es la tan valorada “sequedad” o contención narrativa e interpretativa. En especial, si esto deriva en una visión del mundo con pátina existencialista, entonces ya tenemos asegurada una caterva de críticos y especialistas entusiasmados. Es lo que sospecho que sucede en muchos casos con Raymond Carver. Es lo que creo que sucede con varias novelas −y las películas basadas en ellas− de Cormac McCarthy. Otro, es el género en sí; es comprobable que los críticos más sesudos admiten mejor la comedia, en función de su valor “rompedor”.
Es decir, recuperando el título del post de Bloguionistas al que me refiero, ya hay una amplia lista de analistas dispuestos a valorar y (sobre) valorar el "cómo". Mi opinión es que una valoración justa, una razonada (en la barra del bar, en lo privado, todos nos merecemos el radicalismo del odio a muerte para con películas basándonos en pasiones subjetivas), debería considerar todos los valores en conjunto.
Al menos, si luego nos quejamos de lo poco originales que son las series españolas. Luego, todo importa. Importa el "qué" e importa el "cómo". Y si ambos elementos están bien, tal vez estemos ante una muestra de talento, y no ante la obra de un artesano que maneje mejor o peor los conceptos técnicos del guión.
Así, disfrutemos de una novela "experimento" como Time´s Arrow o de una novela "contenida", "seca" y minimalista (hasta cierto grado) como Night Train.
A lo mejor, todo esto procede porque nuestros mayores (nuestros “padres” como generación “artística”) han logrado convencernos de que el género fantástico o de ciencia ficción (en cine, aunque, más importante aún, en literatura) es, bien infantil, bien “poco serio”, bien “escapista”. En el mundo anglosajón, hay tal variedad de posibles “padres” literarios o cinematográficos, que, el que quiera, no tiene por qué someter su imaginación. Y ahora, un ejercicio. Ojo, no pretendo que pruebe nada. Sólo que mueva a la reflexión. Imaginemos que tenemos sucesivos encuentros con varios amigos guionistas. El guionista 1 nos anticipa que su historia (para un corto) va sobre un chico que tiene una relación con una chica, pero que es inseguro, que ella también tiene sus contradicciones, y que sufren y luchan porque su historia salga adelante. El guionista 2 nos cuenta su idea (también para un corto): un personaje de la mitología griega continúa en sus labores hoy en día, aunque con los problemas de los cambios en los tiempos. El guionista 3 nos pide nuestra opinión sobre su concepto para una serie: partiendo de un “what if”, la serie narra qué hubiera sucedido en España si la II República hubiera ganado la Guerra Civil. O si hubiera triunfado el golpe de Estado de Tejero; nuestro amigo guionista aún está indeciso. El guionista 4 nos adelanta que su guión (para una serie) va sobre el día a día en una comisaría. Las corruptelas, la burocracia, la impotencia de un sistema deficiente, la relación entre criminales y policías. El guionista 5 nos habla de una idea para un guión (para una película) donde varios personajes tienen encuentros y desencuentros, influidos por los problemas sociales y económicos del mundo actual. El guionista 6 nos narra los antecedentes de su proyecto de película: un productor sinvergüenza atisba la solución a sus problemas financieros cuando halla al poseedor de una antigua película republicana, que puede conseguirle subvenciones y apoyos, relacionados con la memoria histórica. Y todo, en tono de comedia. No, tranquilos. Ya me adelanto yo a admitirlo. Son sólo ejemplos (inventados, unos; reales, otros). Y sí. Efectivamente, cada uno puede desembocar en obras maestras, revulsivos para sus respectivos formatos o auténticos despropósitos. Sin duda. Aún así, ¿ustedes en qué proyecto estarían deseando colaborar como guionistas?
