La carrera de José María Aznar como profesor en universidades estadounidenses está volviéndose irritante.
Nunca antes un político español, ni siquiera los prestigiosos exiliados de la II República, había sido contratado como él por dos de los más prestigiosos centros de relaciones internacionales, la universidad de Georgetown, desde 2004, y desde 2011 la Johns Hopkins.
La primera fue fundada por el jesuita John Carroll en Washington en 1789, y es paso obligado de notables alumnos internacionales como el Príncipe de Asturias.
La creada tras la muerte del filántropo Johns Hopkins, en 1876, en Baltimore, Maryland, y que ha dado 34 premios Nobel, tiene su School of Advanced International Studies (SAIS) en Washington, cerca del Capitolio y de la Casa Blanca.
Ahí es donde Aznar será Profesor Distinguido (Distinguished Fellow), director de la Atlantic Basin Initiative del Centro de Relaciones Transatlánticas.
Asombroso: cuando llegó al poder en 1996 no hablaba una palabra de inglés, pese a ser nieto de Manuel Aznar, un navarro, primero nacionalista vasco y antiespañol, luego diplomático políglota y periodista entusiásticamente franquista.
José María Aznar aprendió inglés durante sus ocho años de mandato. Allá por 2002 desconcertó a su amigo, el embajador Rupérez, dando un pequeño discurso en ese idioma en una cena privada con George W. Bush.
Aznar ha ido ganando foros internacionales desde los que censura la política tercermundista, antiatlantista y antiisraelí de su sucesor, José Luís Rodríguez Zapatero, ayuno en idiomas y conocimientos en relaciones internacionales.
Desde FAES, Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, en colaboración con expertos españoles y extranjeros, descuartiza cada día las iniciativas de Zapatero, quien nunca será invitado a una universidad extranjera, ni a una española respetable.
Siendo Zapatero tan encantador y Aznar tan antipático, esta situación nos irrita muchísimo, de verdad.
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SALAS hizo este retrato sin saber que el encapuchado era Aznar en una de sus escapadas para comer percebes en Ortigueira.
Pero no dejaba de analizar la realidad nacional.
Ni la internacional. "Atenienses: Si por vuestra debilidad habéis sufrido el mal no echéis el peso de la culpa a los dioses. Vosotros mismos habéis permitido a esta gente llegar a ser grande cuando le habéis dado la fuerza, cayendo en vergonzosa servidumbre".
Y nosotros, qué empeñaremos antes, ¿San Lorenzo del Escorial, el Valle de los Caídos o el Camp Nou?