Profesor, educador, maestro…

Sin lugar a dudas se trata de una de las profesiones, ocupaciones, oficios, trabajo que más puede influir en el futuro de una sociedad. Sin embargo, el descrédito campante, la falta de apoyo real y tangible al papel y figura del profesor, educador o maestro, los mezclo aún sabiendo que no son lo mismo, es nulo por parte de las autoridades y gobernantes del sector.

Me quiere decir alguien hacia dónde va esta sociedad en la que los profesores, educadores o maestros han sido despojados de su autoridad (bien entendida, claro); también se les han sustraído las herramientas para premiar el esfuerzo; y hasta las capacidades para evaluar a los alumnos/as…

Y por si fuera poco su progresión personal, reciclaje, actualización no pasa de cambios en unidades didácticas y refuerzos para llevar adelante la multiculturalidad, algo muy importante pero no definitivo para aportar más calidad a la enseñanza que se hace en Canarias.

Pero también tienen mucha culpa de este descrédito los docentes, o al menos muchos de ellos, que se olvidan de la influencia que su labor puede ejercer en los hombres y mujeres de mañana. ¿Quién no recuerda a profesores que nos han marcado, que nos guiaron por el camino adecuado, que nos motivaron, que nos obligaron a hacernos preguntas y a ser más curiosos?

Se trata de un debate abierto y no resuelto que apenas pasa de las páginas específicas de los periódicos o de unos minutillos en horario de tarde en cualquier radio… ¿para cuándo una reforma real y duradera que nos haga reducir el fracaso escolar o los números rojos de la calidad de nuestra enseñanza?