Revista Diario
A raíz de un post que he leído hoy de mama sin complejos sobre las vacaciones escolares quiero hablar de algo de lo que hace tiempo tenía ganas: las vacaciones que tenemos los profesores y la compatibilidad con las vacaciones de nuestros hijos, que aunque haya parezca increíble no son 100% compatibles.
En lo que me dedicaba antes tenía como casi todo el mundo mi mes de vacaciones que mas o menos me repartía durante todo el año a mi conveniencia.
Cuando tuve a mi hijo mayor el primer verano que se me planteaba que hacer en Agosto, porque no había guardería, si entre su padre y yo no lo podíamos cubrir me despidieron en Julio así que no hubo que pensar nada. Estuve en casa con él hasta los dos años que empecé a trabajar de nuevo, esta vez en la enseñanza.
Evidentemente es una profesión en la que lo tengo más fácil que en casi cualquier otra profesión ya que las vacaciones de mis hijos coinciden con las mías en el noventa por ciento, aunque no todas. Existen unos días a finales de Junio y otros a finales de Agosto y principio de Septiembre donde los niños no tienen clase pero yo si trabajo por lo que como todo el mundo tengo que tirar de abuelos, campamentos, vacaciones de su padre....
Y es que realmente en verano el mes que tenemos de vacaciones es Agosto. Julio no es de vacaciones, es laborable, lo que pasa que si no surge nada extraordinario pues nos dejan no ir, eso si, a disposición del cole. De ahí los famosos dos meses de vacaciones de los profesores. En mi caso el tiempo que llevo en la enseñanza siempre me ha tocado ir a trabajar unos días a finales de Agosto aunque Julio lo he tenido libre, una cosa por otra.
Y este año, aunque todavía estoy de baja maternal ya me ha dicho el Jefe de Estudios que en Julio vamos a trabajar la primera quincena, así que toca tirar de abuelos para así poder coincidir unos días con mi marido en verano.
Coincidir casi con todas las vacaciones de los niños también tiene su parte menos buena. Mis vacaciones son cerradas y son las que son, no me puedo salir de esos días por ningún motivo. Por lo tanto nunca puedo hacer el periodo de adaptación de mis hijos porque no me puedo dejar vacaciones para ello. Tampoco me puedo dejar días por si se ponen malos llamar y decir que ese día no voy. Ni puedo pedir la tarde o el día porque me apetece ir a la fiesta en el cole y me gustaría verlos disfrazados o en la función que llevan preparando todo el mes y donde van a estar la mayoría de los papas de sus compañeros. Tampoco suelo coincidir con mi marido en vacaciones más de dos semanas porque a él le obligan a coger algunos días fuera del verano y yo no puedo dejarme días para coincidir con él. Y así otras pequeñas cosas.
Lo que quiero decir que si bien es cierto que los profesores lo tenemos mas fácil a la hora de conciliar vida laboral y familiar con nuestros hijos no es oro todo lo que reluce y también tenemos problemas con la conciliación. Menos que otras personas, eso también es cierto, pero los tenemos.