La Sexta de España, acaba de finalizar la primera edición del programa “El Aprendiz” que ya se había emitido en otros países. Durante todo este tiempo, he permanecido callado sobre mis impresiones del programa que he seguido con atención.
La verdad es que dicho canal no ha facilitado mucho su visión porque constantemente iba cambiando de día y hora de emisión. Personalmente, pienso que el programa pasó sin pena ni gloria, supongo porque la audiencia está más interesada en “la carnaza y el cotilleo” de quién se lleva bien con uno, quiénes no se pueden ni ver, las discusiones, los rollitos entre unos y otros, etc.
Al menos, esta vez, este tipo de reality iba sobre las relaciones humanas en el ámbito laboral. Hemos visto como se comportan las personas cuando están compitiendo en el ámbito laboral y de lo que son capaces.
Sin embargo, se cayó en los habituales estereotipos como el separar a los participantes en grupo de chicos y chicas, independientemente de que en alguna prueba se les mezclase. Se buscaba a un líder; ¿qué más da que sea hombre o mujer? Haciendo la separación ya se comienza abriendo la brecha entre sexos que deberíamos tener más que superada. Lo que importan son las personas por sus capacidades, acciones y reacciones antes determinadas situaciones.
Mi impresión es que el programa buscaba un jefe más que un líder porque las competencias buscadas no eran las un líder. Ahora mismo se precisan personas que sean uno más del grupo, que tengan capacidad comunicativa, que primen el trabajo de equipo, que sean honestos, que se preocupen por su equipo igual o más que por ellos mismos, que asuman sus errores sin tapujos, que den ejemplo, etc. Sin embargo, aquí vimos como se primaba por encima de todo la competitividad entre los participantes. Teníamos diversos extremos y distintas estrategias en el juego que les salían mejor o peor. De la misma forma, hemos visto que muchos de ellos carecían de humildad, aspecto muy importante en un buen líder.
En las evaluaciones del empresario Luís Bassat y su grupo de asesores, veíamos como a los nominados para ser despedidos en cada programa tenían que despellejarse unos a otros, dando motivos de por qué no tenían que despedirles a ellos y sí a los otros. De la misma forma, las nominaciones no eran justas porque el líder del equipo que perdía cada prueba tenía que nominar a dos de los miembros de su equipo y no siempre los motivos eran objetivos.
Sería más justo que las nominaciones las hiciesen el equipo de asesores y el propio empresario en función del comportamiento de cada equipo y persona en cada prueba, valorando competencias, actitudes, cambios, etc. Es decir, que el despedido no tendría porque ser del equipo perdedor porque, de esta forma, estamos incentivando la falsa idea de que el error se paga de forma negativa. Cuando a veces, de las derrotas se sacan las mejores lecciones. No quiere decir que el equipo que ganase cada prueba fuese el mejor en liderazgo y trabajo en equipo porque en esto influyen muchos aspectos.
Por supuesto, no quiero omitir su parte positiva porque hemos visto que la mejor lección se aprende con la práctica y experimentando. La formación y la experiencia previa no lo son todo porque muchas personas participantes que tenían ambas cosas, pecaban de muchos vicios adquiridos que los veían como buenos y aun advirtiéndoselo, se veía como no estaban dispuestos a cambiar. En ningún participante hemos visto un cambio es sus aspectos a mejorar ni intención de hacerlo y quizás el programa debería haber incentivado que el ganador fuese el que más hubiese evolucionado como profesional y en evolución competencial.
Creo que este tipo de programas nos hacen avanzar si estamos dispuestos a darnos cuenta de que los patrones profesionales en muchas personas y organizaciones están equivocados y que debemos hacer un cambio radical.
¿Qué opinas del programa El Aprendiz? ¿Qué cosas positivas le ves? ¿Qué cosas negativas?