Revista Solidaridad

Prohibido el embarque en silla de ruedas en el barco ´Levante´ de Baleària

Por Aparcamientodiscapacitados

Rita Vallès i Serra 

«En pleno siglo XXI, el barco ´Levante´ de Baleària no permite el acceso a personas con movilidad reducida, igual que las aerolíneas ´low cost´»

He mirado y remirado la fecha en el calendario y no hay duda: no he retrocedido en el tiempo, no ha habido un cataclismo que nos haya devuelto a la edad de piedra y no hemos vuelto a la posguerra. Está escrito bien clarito: enero de 2014. ¡Ay, el siglo XXI! Ese en el que surcaríamos el cielo en nuestros pequeños vehículos voladores, en el que vestiríamos trajes confeccionados en papel de aluminio, en el que comeríamos píldoras de colores y en el que viviríamos felices, al fin, en un mundo donde reinaría la igualdad. Así que me he asegurado de que no me había dado un golpe en la cocorota y había perdido el sentido del tiempo antes de indignarme por la amarga noticia de que una niña no pudo disfrutar de un viaje a la nieve porque el barco ´Levante´, de Baleària, el mismo que el pasado septiembre era presentado a bombo y platillo por la compañía, no está adaptado para personas en silla de ruedas. Impresionante adquisición. Compras un barco viejuno, lo lijas un poco, le pintas unas florecitas y ya tienes un flamante buque por fuera, pero con las entrañas de un centenario. Una nave de acceso prohibido para los que usan silla de ruedas. Hagamos un sencillo ejercicio de empatía que en Baleària son incapaces de realizar. Imaginemos que compramos nuestro billete (eso sí se lo permitieron, por cierto) y cuando vamos a subir al barco, alguien nos espeta: «Los bajitos se quedan en tierra», o «es demasiado mayor para navegar». Nos llevarían los demonios. Debe ser caro instalar un ascensor en un barco... Puede que lo sea tanto como montar fiestones discotequeros a bordo en verano contratando a djs y grupos musicales.No están tan lejos los ignominiosos tiempos en que las familias con hijos discapacitados los escondían de la vista pública, a veces en condiciones lamentables, con una vergüenza fruto de la ignorancia. La sociedad ha avanzado y ahora vemos con orgullo cómo personas que hasta hace poco habrían sido tratadas como animales estudian, trabajan y tienen una vida social y afectiva plena, gracias a un cambio de mentalidad que, por lo visto, no ha llegado a todas partes. El caso de Baleària es sangrante, pero también lo es el de las compañías aéreas low cost, como Ryanair, ese modelo de empresa humanitaria, que no permite que viajen en sus aviones personas en silla de ruedas. Y encima van de guays. ¡Ya les diré yo dónde se pueden meter su tuteo y su rasca-rasca! En otras aerolíneas la silla se guarda en la bodega y después se la llevan al usuario a la puerta del avión. Sin embargo, a veces, y más cuando no se usan las pasarelas, la operación se complica y hasta que no llega el personal autorizado el discapacitado no puede salir. Si el servicio se retrasa, y pasa a menudo, el afectado aún sigue en el avión mucho después de que todos hayan salido.Volviendo al caso que nos ocupa, Baleària le dio a la afectada la opción de viajar en un barco adaptado... ¡a Dénia! La pequeña y su familia (ingratos) rechazaron el amable ofrecimiento de la empresa de acercarla a un destino al que no tenían que ir. Eso sí, Baleària les devolvió el dinero. ¡Cuánta generosidad!www.diariodeibiza.es/opinion/2014/01/23/prohibido-


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