Ya hace casi dos años que tenemos perro. Un perro mestizo, de tamaño mediano y color blanco. Lo sacamos de un albergue para animales cuando tenía un año y nunca hemos sabido cómo llegó allí ni cómo era su vida antes de llegar nosostros. es muy cariñoso, sobre todo con los niños, y en cuanto te descuidas te llena de lametones. Como contrapartida es bastante desobediente -ya casi nos hemos hecho a la idea de que nunca podremos soltarle en la calle porque no sabe lo que significa “ven aquí“- y ladra a cualquier animal, persona o cosa que se acerque a menos de veinte metros de casa. Tener un perro te cambia la vida; para bien y para mal. Un perro te hace compañía, mejora tu humor cuando estás triste o enfadado… se convierte en un miembro más de la familia. Pero también multiplica tus responsabilidades, reduce y condiciona muchísimo tu tiempo libre y tu economía familiar, complica tus viajes…
Hay personas a las que no les entra en la cabeza que un animal de compañía NO es un juguete. Hay personas lo bastante desalmadas para abandonar a sus mascotas cuando les molestan. Hay personas que te hacen sentir asco de pertenecer a la especie humana capaces de maltratar, torturar o matar a los animales que les dieron cariño y compañía a cambio de nada. Tener un perro no es como tener un hijo; es más complicado.
C0n tu hijo puedes volar en un avión sin mayores problemas pero si tu perro pesa más de ocho kilogramos sólo puede viajar en la bodega del avión y su viaje está supeditado a la disponibilidad de espacio en la misma (y para que se hagan una idea, Iberia te cobra 120 euros por trayecto). Con tu hijo puedes ir a comer a cualquier restaurante, da igual lo limpio que esté, lo mucho que llore, grite o moleste a los demás clientes; con tu perro no puedes entrar en muchos establecimientos, da igual lo limpio que esté y lo tranquilo que se quede bajo una mesa y sin molestar a nadie. Con tu hijo puedes entrar a cualquier comercio; a casi ninguno con tu perro. Con tu hijo puedes viajar en transporte público; no con tu perro. Con tu hijo puedes hospedarte en cualquier hotel, hostal, pensión, casa rural o de alquiler; con tu perro te las ves y te las deseas para encontrar un sitio que acepten animales.
Por todo esto me pregunto: ¿cuándo la sociedad pondrá las facilidades necesarias para que un animal de compañía sea realmente uno más de la familia?