Revista Educación

Prohibido perros

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Ya hace casi dos años que tenemos perro. Un perro mestizo, de tamaño mediano y color blanco. Lo sacamos de un albergue para animales cuando tenía un año y nunca hemos sabido cómo llegó allí ni cómo era su vida antes de llegar nosostros. es muy cariñoso, sobre todo con los niños, y en cuanto te descuidas te llena de lametones. Como contrapartida es bastante desobediente -ya casi nos hemos hecho a la idea de que nunca podremos soltarle en la calle porque no sabe lo que significa “ven aquí“- y ladra a cualquier animal, persona o cosa que se acerque a menos de veinte metros de casa. Tener un perro te cambia la vida; para bien y para mal. Un perro te hace compañía, mejora tu humor cuando estás triste o enfadado… se convierte en un miembro más de la familia. Pero también multiplica tus responsabilidades, reduce y condiciona muchísimo tu tiempo libre y tu economía familiar, complica tus viajes…

Hay personas a las que no les entra en la cabeza que un animal de compañía NO es un juguete. Hay personas lo bastante desalmadas para abandonar a sus mascotas cuando les molestan. Hay personas que te hacen sentir asco de pertenecer a la especie humana capaces de maltratar, torturar o matar a los animales que les dieron cariño y compañía a cambio de nada. Tener un perro no es como tener un hijo; es más complicado.

Prohibido perros

C0n tu hijo puedes volar en un avión sin mayores problemas pero si tu perro pesa más de ocho kilogramos sólo puede viajar en la bodega del avión y su viaje está supeditado a la disponibilidad de espacio en la misma (y para que se hagan una idea, Iberia te cobra 120 euros por trayecto). Con tu hijo puedes ir a comer a cualquier restaurante, da igual lo limpio que esté, lo mucho que llore, grite o moleste a los demás clientes; con tu perro no puedes entrar en muchos establecimientos, da igual lo limpio que esté y lo tranquilo que se quede bajo una mesa y sin molestar a nadie. Con tu hijo puedes entrar a cualquier comercio; a casi ninguno con tu perro. Con tu hijo puedes viajar en transporte público; no con tu perro. Con tu hijo puedes hospedarte en cualquier hotel, hostal, pensión, casa rural o de alquiler; con tu perro te las ves y te las deseas para encontrar un sitio que acepten animales.

Por todo esto me pregunto: ¿cuándo la sociedad pondrá las facilidades necesarias para que un animal de compañía sea realmente uno más de la familia?


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