Expertos como reparacionesdeordenadores.com alertan de si es realmente necesario comprar un ordenador recién salido de fábrica, por el impacto medioambiental que puede tener sustituir un ordenador todavía operativo por un equipo nuevo. En este sentido, dicha empresa afirma que la compra compulsiva de equipos informáticos genera calentamiento global y que en la mayoría de ocasiones se debe a la obsolescencia programada, la cual provoca un aumento en el consumo de energía y recursos.
Así, numerosos informes, como el de European Environmental Bureau (EEB) recalcan el peligro que supone para el medio ambiente la creciente demanda y eliminación de ordenadores, dado que son los responsables de la emisión a la atmósfera de millones de toneladas de CO2.
Reparación de Ordenadores incide en la importancia de solventar los problemas de un ordenador para evitar que se convierta en basura electrónica. La empresa considera que las personas reemplazan el ordenador portátil con mayor asiduidad de la necesaria.
Por este motivo, ofrecen servicios de reparación en tiempo récord. En el caso de que una persona lleve un tiempo preocupada por el rendimiento de su ordenador de sobremesa o de su portátil, recomiendan no dejar pasar el tiempo.
En este sentido, Reparación Ordenadores brinda a cada problema una solución rápida. Ofrecen la máxima garantía en el arreglo de ordenadores, con las máximas de profesionalidad, garantía y celeridad que suponen la seguridad del equipo informático.
La empresa respalda el estudio mencionado, ya que entiende que no tiene sentido desde el punto de vista del cambio climático reemplazar un ordenador. Esto se debe a que el mercado de los portátiles avanza hacia el desarrollo de equipos con mayor capacidad de procesamiento y, por tanto, mayor consumo de energía.
¿Qué implica reemplazar un portátil? Si se opta por la sustitución en lugar de la reparación, el calentamiento global se dispara. En concreto, este tipo de ordenadores son los responsables de la emisión de 12,82 millones de toneladas de CO2.
Beneficios de optar por la reparación
Debido a que los ordenadores portátiles habitualmente se fabrican fuera de la Unión Europea, extender su esperanza de vida mediante la reparación crearía puestos de trabajo en el seno de la UE.
Además, según el análisis de EEB extender un año la vida de los ordenadores portátiles en Europa supone el ahorro de la emisión de 1,6 millones de toneladas de CO2 al año.
En esta línea, Reparación de Ordenadores pone a disposición servicios ligados a la instalación o configuración de hardware, así como a la configuración de Internet, problemas con la impresora o recuperación de datos.
Solventan fallos vinculados al hardware, virus o malwares, reparación de pantallas, actualización del sistema operativo, limpieza del equipo por dentro, entre otras tareas.
En definitiva, están comprometidos con la extensión de la vida útil del ordenador de sobremesa o del portátil.
Los tiempos de vida útil se acortan
La gran mayoría de las emisiones que hay detrás de los aparatos electrónicos se vincula, no tanto a la energía que puedan consumir durante su funcionamiento como a la contaminación que se genera durante toda su fabricación.
Un buen ejemplo de esta realidad son los teléfonos móviles. En este sentido, el 75 % de los gases de efecto invernadero que llevan asociados se corresponden con la totalidad del proceso productivo incluidos el transporte y la distribución comercial.
Esto equivale a que tres cuartas partes de las emisiones que un teléfono móvil lleva agregadas se realizan antes de que el consumidor desembale la caja.
En este sentido, el tiempo medio de la vida útil de un smartphone y de un portátil se encuentra entre los 3 y 4 años. En el caso de una lavadora su longevidad es de aproximadamente 11 años, mientras que si se habla de aspiradoras posiblemente terminen obsoletas al cumplir 4 años.
Únicamente con alargar la vida útil de estos productos se lograría reducir 4 millones de CO2 al año. Algo que, según la EEA, correspondería a eliminar de golpe cerca de dos millones de coches de las carreteras europeas.
Por otra parte, y conforme al estudio de la EEA, la Unión Europea cuenta con un stock de 632 millones de toneladas de teléfonos móviles y las ventas anuales alcanzan un poco más de 210 millones de dispositivos.
¿Dónde acaba la chatarra electrónica?
Aparte de las emisiones de CO2, los productos electrónicos agravan el problema de los desechos sólidos. Según cifras de 2018, el mundo generó un total de 48,5 millones de basura tecnológica.
Casi la mitad de la chatarra electrónica corresponde a dispositivos personales: ordenadores, teléfonos móviles, tabletas, pantallas y televisores, entre otros de su tipo. El resto son grandes electrodomésticos y sistemas de climatización: calefacción y aire acondicionado.
En la actualidad, solo se recicla el 20 % de este tipo de residuos, mientras que el 80 % restante termina enterrado bajo el suelo. De continuar con esta tendencia, las Naciones Unidas estima que para 2050 podría haber hasta 120 millones de basura electrónica.
A la ausencia de un reciclaje adecuado de los residuos electrónicos, que no son biodegradables, se añade el tamaño (cada vez más pequeño) y la complejidad de los componentes de estos aparatos, que hacen de su recuperación un proceso costoso.
La tiranía del diseño
Además de la programación deliberada de los años de vida de los aparatos electrónicos, existen otras limitaciones estéticas que refuerzan esta idea de obsolescencia programada.
Así, la tiranía del diseño de la mayoría de los productos provoca que las reparaciones de los productos sean más costosas de lo que eran antes. En este sentido, la forma en que se fabrican los dispositivos supone una barrera importante para la reparación y la reutilización.
Obsolescencia programada
Algunas de las medidas en la lucha contra la obsolescencia programada pasan por aumentar el tiempo de vida útil de los productos, medidas legislativas que garanticen la sostenibilidad de los electrodomésticos y los aparatos electrónicos, multas por acortar la vida útil de los productos o un cambio radical de los patrones de producción y consumo, entre otras.