Revista Cine

Promesas incumplidas

Publicado el 06 febrero 2021 por Josep2010

Una vez más la maquinaria mercadotécnica funciona a la perfección vendiendo mantas de pura fibra obtenida con artificios industriales como si se tratara de pura lana de oveja merina y lo hace sacando pecho y presumiendo a voces de unas bondades que no resisten veinte minutos de paciente observación hasta que el sufrido espectador constata que una vez más le han dado gato por liebre.
Se podría decir más alto pero no más claro.
La británica Emerald Fennell que trata de pasar como polifacética pues lo mismo se ocupa de actuar (según su ficha, en la serie televisiva The Crown) que de escribir guiones (para la serie televisiva Killing Eve) [esos dos datos debería yo haberlos notado antes] y ahora decidió escribir un guión para una película que claro, ya puestos, iba a dirigir ella misma: su prueba de fuego cinematográfica que apoya en una trama supuestamente feminista a ultranza y claro, tal como está el patio de lo políticamente correcto, a ver quien es el guapo que le tose.
Promesas incumplidasPues yo mismo, que sin ser guapo no temo las hordas feministas furibundas porque entiendo que esta película de la primeriza Fennell, titulada Promising Young Woman (Una joven prometedora, 2020) no tan sólo es una muestra verdaderamente floja de la cinematografía británica actual sino que, además, sus postulados hacen flaco favor al feminismo como movimiento en defensa de la igualdad de la mujer con el varón.
El charlatán de turno encargado de la publicidad lo ha tenido muy fácil: película dirigida por una mujer, protagonizada por una mujer, basada en postulados supuestamente feministas: o sea, todo de color rosa tirando a rojo violento, figurando una historia de venganzas siniestras, ajustes de cuentas y tal: vamos, como cualquier "justiciero" (Michael Winner y Charles Bronson ya sentaron cátedra antes que la Fennell fuera concebida y quizás antes que sus progenitores se conocieran) pero con unos modos muy delicados, muy aparentes pero de escasa efectividad visual.
Porque uno ha visto los carteles y ha recibido los mensajes publicitarios y se ha dicho: aquí habrá caña de la buena; un reparto de tiros, por lo menos, quizás cuchilladas, un poco de tensión, algo de acción y un trasfondo de inestabilidad mental que propicia una fijación violenta de satisfacer honras perdidas y violaciones de por lo menos tres derechos inalienables, un uso de la ficción repleta de hipérboles para denunciar realidades verdaderamente sangrantes.
Pero no: no hay nada de lo dicho. Hay un guión que parece escrito por una mente adolescente que quiere y no puede, no es que se abuse de la elipsis para evitar presentaciones de gore: es que la desaparición de la violencia en unas situaciones en las que resulta absolutamente imprescindible conlleva una incredulidad que deja regusto de falsedad y aleja el interés de lo que se nos presenta en pantalla de forma bastante adocenada y sin fuerza visual que pueda substituir la eclipsada violencia.
No es de recibo que Fennell nos presente una protagonista medio ida que dedica los fines de semana a simular que está borracha presentándose como cebo para varones embriagados consiguiendo que alguno se encapriche con ella y cuando la lleva a la cama y lo tiene bien empalmado se pone a reírse de él al tiempo que le niega el acceso sexual pretendido y se larga con viento fresco y esto lo hace por lo menos cien veces, que lleva una libretita donde hace palotes con sus aventuras en busca de venganza por una afrenta sexual que más tarde sabremos recibió una muy buena amiga suya. Más de cien aventuras y ni ella ha asesinado a nadie ni nadie le ha puesto la mano encima.
¿En serio que esa es una heroína feminista? Pues mejor que las adolescentes de toda edad tomen nota que esa es una fantasía irreal, que si tratan de hacer cosa semejante, van a acabar muy mal, porque esos varones que se dedican a abusar y violar mujeres desvalidas no tienen mucha paciencia y probablemente acaben a la fuerza -mucha fuerza y violencia- lo que empezaban sin violencia aprovechando la embriaguez de su víctima. Y la heroína acabará muy mal en el mejor de los casos: la falta de lógica, la irrealidad de la propuesta se le vuelve en contra y antes de la media hora uno ya ve que la cosa discurre por un camino tramposo: hubiera sido mucho mejor presentar una vengadora feroz; claro que entonces todavía sería más clamorosa la falta de alguien que trate de esclarecer los asuntos: esa protagonista que va por ahí vengándose no tiene a nadie enfrente: los únicos que le llevan la contraria son sus padres, que, en el día de su cumpleaños, van y le regalan una preciosa maleta, animándola a largarse a vivir sola.
La primera mitad de la película es patética porque en medio de la endeblez del argumento vamos conociendo poco a poco las motivaciones de tan extraña conducta, pero en la segunda mitad la trama se nos alborota con dos personajes secundarios que quedan en verdaderos pasmarotes (incluyendo una especie de cameo del gran Alfred Molina, que seguramente debió suplicar no aparecer en los títulos de crédito, horrorizado por lo que debió ver en el set de rodaje) y los giros súbitos del último cuarto de hora son la puntilla necesaria para aguijonear el espíritu del paciente espectador que acabará diciendo: esto es un bodrio considerable sin pies ni cabeza.
Ni en broma se dejen impresionar por las recientes nominaciones a los Globos de Oro, que más que de oro deben ser de purpurina. porque la protagonista Carey Mulligan, con ser mona, ella, en absoluto realiza un trabajo más allá de lo que ya le conocemos, en parte por falta de facultades y en parte por desempeñar un personaje que carece de interés.
Mal favor a la causa feminista ha hecho Emerald Fennell con esta peliculita que no merece la campaña que le están haciendo en absoluto. Avisados quedan.


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revista