Revista Opinión

Prometeo Assange (II)

Publicado el 07 diciembre 2010 por Romanas
Prometeo Assange (II)
¡Dios mío, lo que he descubierto!Todos, absolutamente todos nosotros, en la medida en que decimos, proclamamos una verdad, por pequeña que ésta sea, somos uno pequeños, también, Julianes Assange.Porque eso es lo que está haciendo Assange, contarnos la verdad sobre un montón de cosas en las que nos estaban engañando, en las que silenciaban la verdad.Cada vez que uno de nosotros, dice, cuenta, proclama una verdad, frente a la opresión de cualquier otro que quiere mantenerle en silencio, que le niega o suprime de algún modo su libertad de expresión se convierte en otro Assange.Estoy muy contento, porque he comprendido que yo también soy, he sido y seré un Assange, porque me he rebelado contra ese canallesco intento del tal Manolo Saco y sus adláteres, esa Luna, que se regocijaba ayer o antesdeayer de que yo no me pudiera defender allí, en su chat, de los repugnantes ataques que he sufrido y que sufro, diciendo eso de “menos mal que ya no le dejan venir a defecar a aquí” a este sinvergüenza, o sea, a este pequeño Assange,  y que estos tipos y tipas escriban, al propio tiempo, enormes parlamentos haciendo como que defienden la libertad de expresión y otros derechos fundamentales, pero qué embusteros son y qué cínicos, ¿cómo pueden no ya seguir escribiendo sino también viviendo, gentes así, tan repugnantemente falsarios, a quién creen que engañan si ya no lo hacen ni a sí mismos? Pero ellos continúan escribiendo todos allí, en aquel repelente chat, todos los días, incansablemente porque lo necesitan para sentirse vivos, eso de ir a allí y escribir y escribir los mismos chistes malos, los mismos retruécanos, las mismas frases hechas, los mismos clichés, viejos, herrumbrosos y tan gastados que da verdadera pena contemplar a gentes así, que ya no tienen pudor alguno en seguir falseando los más hermosos sentimientos de la verdadera izquierda.Pero nosotros, los de afuera, vamos a seguir el ejemplo de ese nuevo prometeo que es Assange, por mucho que el buitre de la falsedad nos siga devorando el hígado.Resulta que no está tan loco como parecía, que todo esto que ahora hacen lo tienen planeado él y su grupo desde hace ya algún tiempo, que constituyen una conjunción de firmes partidarios de que la verdad, la auténtica verdad,  no se esconda para siempre en los oscuros cenáculos del poder sino que salga a la luz y dé la cara para que todos nos conozcamos.De modo que no es él sólo sino unas 200 personas las que constituyen Wikileaks y no van a silenciarlos matando, deteniendo, encerrando en sus mazmorras a Julian Assange, todo lo contrario, hay un plan muy elaborado ya, por cierto, para que a cada ataque a este intento de instaurar una libertad de expresión tan nueva y reveladora, el grupo responda con más revelaciones que desvelen la ponzoñosa capa de oscuridad y silencio que envuelve los manejos del verdadero poder, que no es otro que esa fuerza maléfica que se empeña en echar a perder la vida de los hombres, sometiéndolos a la tiranía que supone vivir a ciegas, confiando en los hombres que parecen no tener otra misión que engañarles.Por supuesto que es muy triste descubrir que nos han estado engañando nuestros propios dirigentes en el asunto de la muerte de Couso por aquellos asesinos soldados  usanianos y otras muchas cosas del mismo jaez pero yo, por lo menos, quiero saber la verdad siempre, por muy dolorosa que sea, y sea quién sea el que me ha estado engañando, por mucha estimación que yo le tuviera.De modo que yo me siento, hoy, ahora, como si presenciara una auténtica aurora boreal, y espero con verdadera impaciencia las nuevas revelaciones de Wikileaks, al propio tiempo que me asombra ese intento, en el que participan gentes que yo creía partidarias de la auténtica libertad de expresión, en la deleznable tarea de matar al mensajero una vez más.

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