Tengo algunas promesas pendientes, y lo sé. La crítica de "127 horas", a continuación.
"127 Horas"
"Si creo...hay más que esto", canta Dido, esa olvidada dama británica que nos dio grandes hits y hermosas canciones como "White Flag" y "Here with me". Siempre tuvo una voz hermosa, pero estas palabras las canta en nombre de Aron Ralston, el hombre cuya mano se queda atrapada en una roca enorme mientras escalabra el John Blue Canyon en Utah. Sabemos quien es Aron en seguida, pues James Franco define al personaje en un par de escenas. No a través de la habla sino de acciones: cantando libremente, corriendo como loco. Aron conoce a dos chicas y ellas presienten que él podría ser de otra galaxia. No le importa nada, no tiene a nadie en mente y lo que necesita y ama está en frente suyo: grandes montañas.
Esto también es lo que necesita Danny Boyle. Las montañas y James Franco son elementos suficientes para hacer una película entera. Por otro lado, creo que a esta altura podemos acordar en que Boyle (junto con el guionista Simon Beaufoy) disfruta de el acto de inspirar estos días. Eso fue "Slumdog Millionaire" (aquí mi crítica) y eso es "127 horas": cine inspirador e inspirado. Si el film anterior esa sobre el amor imposible y sobre elevarse ante las circunstancias para lograr lo inalcanzable, este nuevo relato es lo mismo, sin el factor 'amor'. Ese fue el factor que le permitió a Boyle contar "Slumdog" como una fábula, con musica esperanzadora, colores brillantes y pequeños momentos hermosos en los más horribles lugares. Para aquellos que pensaron que esa fue una decisión errada, una falta de respeto hacia la realidad de un país, "127 Horas" llega para demostrar que se equivocaron.
No hay embellecimiento aquí. No hay otro color más que el pálido de la cara de James Franco y el rojo de la sangre que se escaba de su brazo. Como un hombre real que pelea por su vida, sin agua ni comida, rogando por un poco de sol y la respuesta de un cuervo, el relato -sin perder nunca de vista su centro trágico, que Boyle y el maestro Anthony Dod Mantle intentan representar con planos 'desesperados', como la lengua de Aron vista desde adentro de una botella de agua y otras resoluciones de cámara y puesta en escena- cobra vuelo a través de la imaginación.
En la situación de Aron, en la que trata de superar lo imposible mientras piensa en quién es y qué ha hecho en la vida (con dolor - "cada momento desde el día en que nací me ha traído a esta roca", susurra), la imaginación no puede ser más que poética (es difícil aceptarlo, pero la poesía en el cine -poesía visual, narrativa- puede ser aburrida, muy aburrida -no siempre-. Boyle la vuelve inspiradora. Comencé con esa declaración así que trataré de volver a ella). Aron busca momentos en el pasado, tiene visiones de gente en la oscuridad y meticulosamente reconstruye un futuro cercano. Poética significa melodías de piano inexistentes en el aire, o una hermosa mujer diciendo un "Te amo" que nadie puede escuchar. Algunas de las cosas que experimenta Aron son de otro mundo.
Las películas más recientes sobre personajes solos con el mundo fueron "Into the wild" de Sean Penn (aquí mi crítica) y "Enterrado" de Rodrigo Cortés. La primera es acerca de un chico que ha vivio una mentira y decide encontrar la verdad parándose solito frente a la Madre Tierra. Su historia personal lo ha afectado, y antes de estar completamente solo, el chico cambia (voluntariamente o no; no importa, simplemente sucede) las vidas de la gente que conoce. Chris (o Alexander Supertramp) tiene una ideología y habla mucho de ella, pero no es el elemento más consistente de la película. En "Enterrado", la ideología es todo, reforzada por una gran idea original. Un hombre está atrapado en un ataúd, bajo tierra, y mientras trata de sobrevivir (hay algunas buenas secuencias de supervivencia), cada línea de diálogo está puesta para criticar al gobierni. No hay historia personal alguna, sólo dagas lanzadas contra las políticas de rehenes en tierras extranjeras.
Recapitulemos, porque quiero llegar a la inspiración transparente que yace en la historia de "127 Horas". En "Into the wild", Supertramp termina solo en Alaska por decisión personal. Uno puede sentirse inspirado por varias razones que se encuentran en el viaje del film, aún más si se cree en las ideas del personaje. En "Enterrado", el personaje principal es capturado a propósito. Podemos inspirarnos si apoyamos sus ideas políticas, su voluntad para salir de ese ataúd o el hecho de que su familia lo espera en casa? No hay inspiración real ahí.
En "127 Horas", sin embargo, que Aron esté atrapado no es parte de un plan (esto es lo más sorprendente), pero mientras vuelve sobre quién es, en un punto él mismo llega a creer que no fue un accidente. Es esa idea la que inspira. Aron pasa 127 horas revisando estos pensamientos. Se redescubre a sí mismo como persona y llegamos a concer como un hombre que quiere superar lo imposible. Lo que es aún más puramente inspirador, más allá del hecho de que Boyle fractura la pantalla y corre a través del paisaje para hacer de este viaje introspectivo algo más emocionante (como solo él puede); más allá del hecho de que el director ha encontrado en A.R Rahman al perfecto compañero para contar historias que no pueden vivir sin música (ahora sin SU música); y más allá del hecho de que James Franco interpreta el rol como si fuera su propia vida en la pantalla; es que a diferencia de muchas películas de este tipo, Aron hace lo que hace no para demostrar algo, ni para dar el ejemplo, ni porque defiende una causa. Lo hace por él mismo porque quiere. Durante esas horas, de algún modo se da cuenta de que tiene que hacerlo. Bueno...ahí es cuando nada puede detenerte.
---8/10