Revista Psicología

Prometo que esta noche sí me duermo temprano

Por Paulo Mesa @paucemeher
Prometo que esta noche sí me duermo temprano

Somos muchos los que nos acostamos y empezamos a dar vueltas en la cama. Hace un tiempo, en alguna consulta que estuve, me dijeron que era "porque no me rendía, porque no me entregaba". Parece ser que para dormir hay que entregarse al sueño, pero no encuentro cómo hacerlo, me cuesta trabajo. Entre la pensadera, las ideas locas o ese olvido que llega súbitamente y te despierta antes de dormir, no hay espacio para entregarse...

Ni hablar del calor que hace aquí algunas veces. La cama se calienta, empiezas a sudar, no quieres nada encima y no te duermes, es complicadísimo. Entonces, miro el radio-reloj que tengo en la mesita de noche y veo la hora; luego me digo: ¡Hmmm, falta poco para volver a despertar, si no me duermo ya, la pasaré mal mañana! A esta altura ya son como las 11:00 PM, aunque he de confesar que normalmente me acuesto un poco más tarde.

En serio que no es mi culpa que sea más creativo después de las 9:30 PM y que las ideas me surjan en la noche. Existimos seres que funcionamos con ese nivel de "rareza". Vuelvo a mirar la hora: ya son las 11:18 PM y me digo mentalmente: "Si a las 11:40 PM no me he dormido, me levanto a ver tele o a leerme algo". En efecto, pasa tiempo, doy vueltas y vuelvo a mirar la hora: 11:42. Ya llevo dos improductivos minutos más en la cama, dando vueltas sin decidir qué hacer.

Sí, qué improductividad, casi una hora acostado pensando tonterías sin poder dormirme. Pienso en cuántas cosas hubiera hecho con ese tiempo: meditar, leer, seguir con la serie de Netflix... ¡Momentooo..., la serie de Netflix! Y de la nada entra una ráfaga de energía. Me levanto suavemente, camino hacia la salita de TV y prendo la tele. Error garrafal: las pantallas se supone que espantan el sueño.

Empiezo a vérmela... ya es media noche y llevo unos minutos cuando empiezan a cerrarse mis ojos ¡No puede ser, se supone que ya no tenía sueño! Entonces me entrego al sueño y me quedo dormido en el sofá. La tele se queda encendida y al rato me despierto para darme cuenta de que la tengo que apagar e irme para el cuarto. Eso es exactamente lo que hago, pero hay que entrar primero al baño... cumplir el sagrado deber fisiológico y dar esos pasos de nuevo me espanta el sueño... no puede ser, no puede ser. También hace calor.

Volvemos a la serie, pero el microsueño que tuve hace un rato me reanimó ¿Cuánto tiempo pudo haber sido? Quién sabe, no importa, pero me reanima lo suficiente como para verme dos capítulos. Perfectamente soy capaz de quedarme aplastado como una Morsa en la playa viendo la serie. Ya son casi las 2:00 AM y tengo que levantarme a las 6:00 AM ¿Tengo sueño? No, no lo tengo. Bueno ¿Qué más da un capítulo más? Tampoco tengo neuronas como para decir que me sentaré a leer el libro de turno.

Ya son las 3:00 AM, ahora parece qué si está consumado el sueño nuevamente. Me empiezo a quedar dormido de nuevo. Camino directo a la cama y no lo puedo creer ¡Tengo hambre! Tomo un poco de agua. Pasa un par de minutos y logro dormirme... me despierto por mí mismo como a eso de las 5:40 AM y me digo: ¡Me quedan 20' de sueño, sigamos! Media vuelta y a seguir durmiendo. Suena la alarma y estoy en lo mejor del sueño, fijo en algún sueño erótico o en uno en el que hago algún viaje frenético por el espacio y el tiempo.

Le doy un golpe al radio-reloj y sé que en 9' volverá a sonar... a la tercera serie del despertador me logro parar de la cama. La sensación es como la de una fuerza magnética que me atrae hacia la cama o como cargar un costal de 50 kg a la espalda; se siente que me tira hacia atrás, es casi imposible pararse. Hay que trabajar, hay que hacer el desayuno, hay que bañarse, hay que, hay que, hay que... es la bendita hora del "hay que".

Y todas las mañanas me prometo: ¡Hoy sí me acuesto temprano, lo prometo...! Pero una parte de mí sabe que habrá alguna teoría conspirativa por leerse en internet, algún chat metafísico con alguien por Whatsapp, alguna entrada por escribir en el blog, algún vídeo en Youtube que alguien manda y que me dice que es genial, el siguiente capítulo del libro que estoy llevando o la serie de Netflix que estoy siguiendo. Habrá mucho con qué romper la promesa y seguiré durmiendo poco.

¿También te pasa? Dime que sí, dime que no soy el único...

😐


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