La Siega escrita bajo el pseudónimo de Viriato es una novela de ficción distópica y post-apocalíptica para lectores que buscan lecturas diferentes.
Esta historia es una llamada de atención a la sociedad, al medioambiente, a la dualidad entre urbano y rural, al respeto y un reflejo del caos, violencia, crisis, desorden y deshumanización en la que podamos caer si no cambiamos nuestra forma de vivir. Todo ello envuelto en una aventura juvenil que resulta muy amena y de fácil lectura.
Argumento
Ambientado en un futuro próximo y redactado en forma de relato realista, está protagonizado por unos personajes que trabajan duramente la tierra, sobreviven lejos de una sociedad destruida por un cataclismo muy posible y nada desdeñable en su posibilidad de ocurrir actualmente. Un personaje central narra lo acaecido años atrás y entre medias hace una crítica feroz a la sociedad de hoy día. En una semana el mundo ha sido arrastrado ocho siglos atrás, sobrevivir se ha convertido en el objetivo de cada instante en la vida de todos, los pequeños pueblos se ven invadidos por gente que huye como puede de las ciudades, escapan del caos... años más tarde empieza el libro. Entre medias narra esas dramáticas consecuencias inmediatas, cómo los científicos avisaron de esta posibilidad (totalmente cierto a día de hoy) y cómo los políticos hicieron oídos sordos (igualmente que ocurre hoy). Si tuviera que definirlo en pocas palabras diría lo siguiente de él: Si la crisis actual por la pandemia te ha asustado, espera a leer esto; las desastrosas consecuencias de una posible catástrofe nada lejos de la realidad, más que anunciada y cuyas consecuencias sí que serían verdaderamente trágicas.
La novela muestra un apocalipsis muy realista en el que la sociedad se “resetea” y vuelve a los orígenes. La despreocupación por el medioambiente y la ecología, el consumismo exacerbado y el individualismo fructifican mostrando la peor de sus caras tras la gran hecatombe producto de una explosión solar que deja inservible la tecnología tan adorada por el ser humano y, a la vez, se muestra hasta qué punto el hombre es esclavo de ella.
En un futuro cercano, cuando reina el caos y la crisis tras la Gran Tormenta, dos jóvenes deciden abandonar su humilde vida en un pueblo cercano para ir a una finca en la que les han comentado que el dueño necesita peones que le ayuden en la siega de la cosecha. El hambre, la escasez y la falta de futuro hacen que pongan en riesgo sus vidas para lanzarse a esta nueva oportunidad en el campo.
Esta aventura supondrá un punto de inflexión en las vidas de nuestros protagonistas al descubrir una realidad donde prima la sencillez, lo artesano y la sabiduría de la vida rural. Valores que se consideraban obsoletos e innecesarios en la sociedad urbana pero que, ante la nueva situación, se han convertido en fundamentales para sobrevivir sin aprovecharse de los demás.
Al abrigo del fuego y tras las duras jornadas del trabajo, el dueño de este vergel relatará a los dos jóvenes y al propio lector cómo fue la llegada de la Gran Tormenta y cómo esta hizo aflorar el peor lado del ser humano dentro de una sociedad llena de lujos y abundancia que se contrapone con lo que ellos han conocido hasta ahora.
El autor, Viriato, ha decidido sacrificar el nombre de los personajes reduciéndolos solo a una letra y tampoco detalla en exceso su descripción física para centrar al lector más en la historia. Una maniobra literaria que encaja mágicamente en esta trama. En una sociedad en la que impera el caos y la falta de valores, el nombre es quizá lo menos importante.
La Siega guarda entre sus páginas varias licencias literarias y un lenguaje sencillo como los responsables directos del ritmo ágil y la lectura fluida que imperan hasta la última página. Precisamente, estos aspectos son los que permiten sumergirse de lleno en esta aventura que, pese al drama, termina resultando entrañable y entretenida.
La llegada del apocalipsis y los momentos posteriores hacen que el lector se sienta en parte identificado cuando hace un par de años se vivieron momentos de incertidumbre y nerviosismo ante la llegada del confinamiento por la Covid-19. Según explica el propio autor en el prólogo de esta novela, terminó de escribir el primer borrador a finales de otoño de 2019 y durante el confinamiento se encargó de darle la forma definitiva.
Ángel M. Figueras nació en 1976 en Extremadura, concretamente en Segura de León (Badajoz), donde ambienta esta novela. Actualmente reside y trabaja en Coria (Cáceres).
Viriato, pseudónimo bajo el que presento este pequeño libro, mi primer trabajo publicado, no el primero en ser escrito. Quizás tras este nombre con el que escribo intento exponer un poco de mí mismo; alguien no contento con lo que le rodea y mucho menos conformista, donde la lucha en el día a día me ha empujado desde que nací a no comulgar con lo preestablecido y pelear constantemente, aún jugándome el sustento.
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