Los acontecimientos actuales en relación con Venezuela y la región parecen copiados íntegramente de los manuales de la inteligencia norteamericana, en particular los llamados eufemísticamente golpes “blandos” o guerras de “baja intensidad”. Van quedando muy pocas alternativas que no hayan sido aplicadas contra el gobierno de Nicolás Maduro.
Nuevos acontecimientos se han sumado a los ya conocidos con igual fin: derrocar al gobierno bolivariano legítimamente elegido por el pueblo, respaldado por veintitrés procesos electorales en los últimos dieciocho años:
- Las afirmaciones del secretario de Estado y ex CEO de la petrolera Exxon, Rex Tillerson, en su discurso en la Universidad de Texas, donde, en el peor estilo imperial, reivindicó la vigencia de la Doctrina Monroe, y amenazó a Cuba y Venezuela.
- La posterior gira del propio señor Tillerson por un grupo de países de la región para ordenar y planificar con los gobiernos incondicionales al imperio la arremetida diplomática contra Venezuela.
- La servil declaración del Grupo de Lima excluyendo a Venezuela de la Cumbre de las Américas próxima a realizarse, tomando como fundamento un manipulado informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que refiere una “situación humanitaria” en el país y un “flujo de migrantes” que pone en peligro la tranquilidad de las fronteras.
- La negativa del Grupo de Lima a reconocer las elecciones presidenciales convocadas para el 22 de abril por la autoridad electoral venezolana, después que ésta fuese meses atrás una exigencia de la oposición en la Mesa de Diálogo y cuyo calendario, incluso, había sido conciliado entre las partes.
- El contraproducente quebrantamiento del diálogo entre el gobierno y la oposición venezolanos, en República Dominicana, cuando éste estaba a punto de dar sus frutos y apostaba por una solución pacífica.
- La creciente presencia militar de Estados Unidos en la región y las maniobras realizadas durante los últimos meses con fuerzas de Colombia, Perú, Brasil, Chile, México, Argentina y Panamá, entre otros estados, incluso de la OTAN, y los desplazamientos de tropas de Colombia y Brasil en la frontera venezolana.
En resumen, todo parece estar listo para un golpe final que abra las puertas al Comando Sur. Sólo bastaría la fabricación de algún pretexto, tal como ha ocurrido en múltiples ocasiones durante la historia del imperialismo norteamericano.
Ante esta peligrosa situación, el capítulo cubano de la Red de intelectuales, artistas y luchadores sociales En defensa de la humanidad, declara que:
- Urge gestar un amplio movimiento de solidaridad con la hermana República Bolivariana de Venezuela, haciendo énfasis en el peligro que una intervención armada de Estados Unidos y/o sus aliados representaría no sólo para el pueblo venezolano, sino para toda Nuestra América y el resto del mundo. Cualquier conflicto o contradicción interna en nuestra región debe ser solucionado por vías pacíficas y democráticas, tal como ha sido proclamado por la CELAC y como el propio gobierno venezolano ha probado en reiteradas ocasiones.
- Condenamos enérgicamente las acciones de la Organización de Estados Americanos (OEA), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y el Grupo de Lima, que sirven ominosamente al imperialismo en sus ansias intervencionistas en la región. Estas instancias no han servido nunca para condenar las masivas y reiteradas violaciones a los derechos humanos de Estados Unidos por sus constantes guerras de agresión en todo el mundo, ni las injusticias que se cometen en ese país y en el ámbito de sus aliados.
- Alertamos que las acusaciones de Washington y sus lacayos son y serán reproducidas frenéticamente por las grandes corporaciones mediáticas y las redes sociales que manejan a su antojo y que, como es conocido, cuentan con herramientas suficientes para la manipulación constante de la opinión pública, lo que refuerza la necesidad de una comunicación alternativa, certera y oportuna, y de su impostergable articulación de nuestras plataformas en un frente de acción común y coordinada.
- A las ya conocidas amenazas a Venezuela, tanto el senador norteamericano Marco Rubio como el secretario general de la OEA, Luis Almagro, han adicionado agresivas e injerencistas críticas a la democracia y a la práctica política cubana, Estado absolutamente independiente que en casi sesenta años de constantes agresiones no han podido doblegar.
Como dijera nuestro apóstol José Martí: “Es la hora del recuento y de la marcha unida y hemos de andar en cuadro apretado como la plata en las raíces de los Andes.”
Unamos nuestros esfuerzos en el apoyo a la Venezuela de Bolívar y Chávez; rechacemos cualquier intento por deformar la realidad de lo que allí acontece y alcemos nuestras voces frente a las amenazas que penden hoy sobre América Latina y el Caribe como Zona de Paz.
La Habana, 19 de febrero de 2018, Año 60 de la Revolución.