Revista Cocina
Su origen reside en el Oriente Medio, en Europa se conoce que la trajeron desde Roma donde ya la empezaron a cultivar y usar en una cocina tradicional.Hay estudios que nos demuestra que el consumo frecuente de lechuga ayuda a reducir el riesgo de padecer cáncer, sobretodo el de estomago. Esto pasa porque entre las propiedades de la lechuga esta su contenido en fibra, betacaroteno, vitaminas C y E, así como en minerales como el magnesio, el hierro, y los flavonoides antioxidantes.La lechuga drena el hígado, ejerciendo una acción depuradora del organismo. También posee propiedades hipoglucemiantes, lo que hace el consumo de lechugas aconsejable para los diabéticos.Hay más vitaminas en las hojas verdes que se sitúan en la parte más exterior de la lechuga, que en las hojas que se encuentran más interiormente, así que no se debe eliminar más de las necesarias.Hay una sustancia que se puede tomar en cocimiento o en zumo, que se extrae cuando cortamos el tallo de la lechuga y tiene aspecto parecido a la leche, tiene poder de somnífero por su contenido en sustancias relajantes. Existe una cura de nerviosismo en una cocina sana, se trata de sustituir la cena por mandarinas y el zumo del tallo de la lechuga, alternando un día uno, al otro día el otro, durante quince días.Las propiedades de la lechuga abren el apetito y favorece la digestión. Se debe lavar la lechuga hoja por hoja bajo el chorro del agua, se deben trocear a mano para poder disfrutar de su aroma.