Texto: Julián Marcilla
Nombre Botánico: Silybum marianum (L.) Gaertner
INGLÉS: Milk thistle
FRANCÉS: Chardon marie
ALEMÁN: Mariendistel
ITALIANO: Cardo mariano
PORTUGUÉS: Cardo-de-Santa-María
EUSKERA: Asta-li-Kardo, Maria’ren khardia
CATALÁN: Card marià, Card gallofer
GALLEGO: Cardo-de-Santa-María
FAMILIA.- Compuestas.
PARTES UTILIZADAS.- Semillas.
DESCRIPCIÓN.- Es una planta herbácea que puede llegar a los dos metros de altura. Vive dos años, posteriormente se seca y muere. Tiene raíz pivotante con tallo erguido. Su hojas son grandes y espinosas, alabeadas, brillantes y con manchas blancas que se extienden a los largo de los nervios. Las flores van del rosa al púrpura violáceo, tubulosas, en capítulos hemisféricos solitarios, con brácteas abiertas de largas puntas curvadas acabadas en una fuerte espina. Frutos oscuros, duros, lisos, de 6 a 7 mm.
HÁBITAT.- Gusta de lugares incultos, secos y pedregosos; al borde de caminos y lugares abandonados. Es una planta propia del Mediterráneo que se adapta perfectamente a zonas de Gran Bretaña y América del Norte. En España se encuentra en todo el país, aunque escasea en el norte.
RECOLECCIÓN.- Se recogen las semillas, ya maduras, entre agosto y septiembre.
COMPONENTES PRINCIPALES.- El componente principal y al que se deben muchas de sus propiedades es la SILIMARINA, ésta resulta de la mezcla de diversos tipos de flavonolignanos. También contiene flavonoides como la taxifolina, quercetina, kempferol y otros. Asimismo contiene ácido oleico y linoleico, ácido palmítico, tocoferol, etc.
PROPIEDADES Y ACCIÓN.- Su propiedad más significativa, y que distingue a esta planta de sobre otras muchas, es la de protectora y regeneradora hepática. Por ello está especialmente indicada en: Hepatitis B o C, vírica aguda, hepatitis crónica y la causada por el abuso de bebidas alcohólicas. En la inflamación del hígado originada por el consumo de medicamentos del tipo de antiinflamatorios, tuberculostáticos, psicofármacos o contraceptivos, antibióticos, etc. En la intoxicación por materias hepatotóxicas como el tetracloruro de carbono, los insecticidas organofosforados y los hongos del género Amanita (phalloides, virosa, muscaria, etc.) En la degeneración grasa del hígado de diversos orígenes.
En la cirrosis hepática produce una mejora, aunque en estos casos, donde ya se ha producido una necrosis de las células del hígado, ni el cardo mariano ni ningún otro tratamiento es efectivo para curar completamente la cirrosis. La mayoría de los estudios clínicos realizados demuestran que actúa directamente sobre las células hepáticas como antagonista frente a agentes agresores. La eficacia de su principio activo, la silimarina, se fundamenta en dos mecanismos de acción, por un lado modifica la estructura celular externa de los hepatocitos frenando la entrada de elementos hepatotóxicos dentro de las células y por otro aumenta la síntesis proteica ribosomal estimulando la capacidad regeneradora del hígado y la producción de nuevos hepatocitos.
Resumiendo, dos palabras unen al cardo mariano y al hígado: PROTECTOR Y REGENERADOR. Estudios clínicos corroboran la efectividad de la silimarina en pacientes con trastornos gastrointestinales, disminuyendo la presencia de gases y aliviando la sensación de tensión y flatulencia en el tubo digestivo. También se ha demostrado su actividad anticolesterolémica, disminuyendo los niveles de colesterol en sangre. Igualmente se ha comprobado la eficacia del cardo mariano para aliviar los problemas vesiculares, impidiendo la formación de cálculos y colaborando en la disolución de éstos a la vez que favorece la evacuación de la bilis. En las alergias estacionales existen estudios que muestran que tomando extracto de cardo mariano en combinación con un antihistamínico la reducción de la sintomatología es mucho mayor que con el antihistamínico solamente. Recomendado en la rinitis alérgica, asma, etc. Su acción antioxidante se ha demostrado en estudios “in vivo” e “in vitro”, así como su actividad captadora de radicales libres.
Su poder antioxidante y antienvejecimiento es 10 veces superior al de la vitamina E. Por último, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala una serie de usos populares para la amenorrea (falta de la regla), diabetes, hemorragias uterinas, varices. Estos usos carecen de ensayos clínico o farmacológicos. La acción protectora de esta planta sobre el hígado puede ser beneficiosa para aliviar los efectos destructivos de los retrovirales del sida.
CONTRAINDICACIONES.- No debe utilizarse durante el embarazo y la lactancia. Personas alérgicas a las plantas compuestas (crisantemos, caléndulas, margaritas, etc.) En personas hipertensas se recomienda solo tomar esta planta bajo supervisión médica.
INTERACCIÓN CON MEDICAMENTOS.- Puede variar el efecto de las estatinas utilizadas para bajar el colesterol.
MODO DE EMPLEO.- Tintura: 1 ml 3 veces al día. Decocción: Una o dos cucharaditas de frutos triturados, hervir durante dos minutos, dejar reposar 15 minutos y tomar tres tazas al día. Extracto seco: 400-800 mg al día.
Según la Comisión Europea el Cardo Mariano puede emplearse en las dispepsias y en lesiones hepáticas de origen tóxico, como ayuda en el tratamiento de inflamaciones hepáticas crónicas y cirrosis hepática inducida por el consumo de alcohol, drogas o toxinas.
La SILIMARINA estimula la regeneración de las células hepáticas dañadas por tóxicos como el alcohol o el tetracloruro de carbono, también por la faloína contenida en la amanita faloides (Amanita phalloides). La silimarina activa la síntesis de proteínas en las células hepáticas además de ser antiinflamatoria del tejido fibroso de sostén del hígado (mesénquima).
El Dr. Joseph Pizzurno de la Universidad de Bastyr en Washington (Estados Unidos) declara: “El cardo mariano posiblemente sea el agente protector hepático más potente que se conoce. ¡Su efectividad es tal que en experimentos realizados con ratones, si se administra cardo mariano a los pocos minutos de ingerir la mortal Amanita phalloides no sólo evita la muerte, sino que apenas se encuentra daño hepático!”
UN POCO DE HISTORIA
En Usun o bproa c“oM adteer iaH misétdoicraia”, Plinio y Dioscórides ya nombraban el silybum como una planta medicinal de la familia de los cardos. En un libro de Herbolaria del Siglo Primero, Plinio el Viejo lo recomienda para curar la bilis. Su nombre deriva del griego syilibon que significa “copa”. El adjetivo marianum deriva del latín y se refiere a la leyenda que cuenta que durante la huída a Egipto, huyendo de Herodes que había ordenado matar a todos los niños menores de dos años en Belén y sus alrededores. La Virgen María buscó un lugar tranquilo para amamantar a su hijo y protegerlo de los soldados de Herodes. Descubrió una zona de cardos y decidió meter al bebé para cubrirlo con sus ramas, hojas y flores confiando que lo escondieran de la vista de los soldados. Fue entonces que dejó caer leche sobre sus hojas y, desde entonces, sus hojas de un verde intenso tienen motas y nervaduras blancas.
El cardo mariano es una planta medicinal antiquísima. En los antiguos y más importantes manuales de farmacia de la Edad Media, como el “Kreutterbuch” de Matthiolus de 1626, se recomendaba contra los males de costado y la ictericia”. Paracelso la recomendaba “contra los picores internos” y Adam Lonitzer, Lonicerus, escribía en 1679 que “era buena para el hígado inflamado”. El médico Johan Gottfried Rademacher (1772-1850) utilizaba el cardo mariano como terapia en caso de enfermedades hepáticas.
Los árabes, grandes entusiastas del cultivo del cardo, por sus propiedades terapéuticas y medicinales, nos lo describen en el “Tratado Agrícola” escrito por Ibn Bassal en el siglo XI. El cardo llamado “sybilo” era una variedad llamada así por los griegos que la consumían por su acción medicinal contra la hepatitis y las metrorragias. El botánico italiano Pier Andrea Mathioli, autor del libro “Comentarios al Dioscórides” (1582), nos dice cómo se deben tomar, sobre todo en la cena, y los efectos beneficiosos que ello conlleva. A principios del siglo XX, los jardineros ingleses cultivaban el cardo mariano para usar sus hojas como verdura. En la década de los 60, investigadores alemanes ante la historia y la eficacia clínica del cardo mariano comenzaron a investigar sus componentes activos. En 1986, la Germany’s Commission E aprobó un extracto oral de cardo estandarizado al 70% de contenido de SILIMARINA cruda como un tratamiento para las enfermedades hepáticas.