Revista Libros
Este año hice, como tantas veces, una de mis listas de propósitos a cumplir. Fui prudente y, como quería cumplirlos y no dejarlos para otro momento, no incluí demasiadas tareas en esa lista de deberes para el verano.
Me parece una fantástica auto-terapia para comenzar el curso con energía. Me llena de optimismo la sensación de ver superados la mayoría de mis retos.
Para empezar, cosí unas cortinas para tres ventanales de mi casa, ya que la tela llevaba arrinconada y a la espera de ser cortada nada menos que un año. Y la mar de satisfecha me quedé cuando colgué mis visillos de organza.
Otro de mis desafíos superados, el más ineludible, fue la limpieza general de la casa. Ese zafarrancho que sólo emprendemos los cuatro a una -mi marido, mis hijos y yo- una vez al año cuando llegan las vacaciones y tengo tiempo sobrado. Agotador pero gratificante (y a la par decepcionante porque el brillo dura poquísimo).
Me propuse escribir y, ¡objetivo conseguido! A mediados de agosto entregué el manuscrito de UN DUQUE SIN HONOR, mi novela corta histórica que publicará Zafiro Planeta en ebook en diciembre de 2016. ¡Y ya tenemos portada! Así que este invierno nos vamos de paseo literario por la Regencia inglesa y ese Londres tan especial del s. XIX. Estoy deseando que conozcáis a Damien Murray, duque de Kedwell, y a lady Oriana Williams.
Otro de mis desafíos fue realizar alguna labor manual de reciclado. Y así confeccioné este almohadón utilizando una camiseta vieja. ¡Qué contenta me dejó verlo el resultado!
El propósito principal con el que inicié las vacaciones fue dedicarlas a viajar y convivir. ¡Qué gran verano hemos disfrutado! Desde Abejuela (Teruel), Campillos Paravientos (Cuenca), Irlanda de costa a costa donde pienso ambientar mi próxima novela, Benidorm y Denia (Alicante), pasando por Siete Aguas (Valencia) y como despedida Benicassim (Castellón), hemos recorrido un montón de paisajes distintos y compartido momentos inolvidables en pareja, con la familia y con buenos amigos.
Y, cómo no, mi propósito de leer, leer y leer muchos libros, aprovechando la disponibilidad de tiempo que tanto me falta durante el resto del año. En una próxima entrada os hablaré de mis lecturas veraniegas que ya os adelanto que me han ayudado a descubrir escritores fantásticos.
Se me han quedado muchas cosas por hacer, demasiados planes hice y los días son los que son, como otras cositas de costura y pintar un cuadro de gran formato a cuatro manos... ¡Más adelante! Es importante tener siempre proyectos pendientes, eso nos mantiene vivos.
Buenos, ¿qué os parece? Yo creo que mi tiempo ha dado de sí. Y lo mejor de todo es que todas, absolutamente todas estas actividades, han sido deseos cumplidos que me han hecho disfrutar y ser feliz.