niño haciendo cuentas
Pero ocurre que el día a día nos va marcando otras urgencias, y con el paso del tiempo los vamos olvidando. A mi me pasa cada año. Pienso "es falta de voluntad", "es falta de realismo". Creo que he descubierto cual es el problema. Esos propósitos de año nuevo que nos formulamos están enfocados en la meta a alcanzar y no en el camino. Y ese es el fallo. El camino lo controlamos nosotros, en cambio, la meta no. Si me propongo vestir la talla 38 para este verano, puede ser frustrante cuando llega junio y aún estoy con la 42. Es mejor proponerme el camino, que puede ser ir al gimnasio 3 veces a la semana y disfrutar con esto. Si cuando llega junio estoy en la 40, me da igual, yo he cumplido con mi propósito que era ir al gimnasio, me sentiré más en forma, más sana, y sobre todo, contenta de haber cumplido. Así vivo en el presente, haciendo lo que he decidido y olvidandome de metas que muchas veces son excesivas porque las colocamos muy altas. Os deseo felicidad para este año y que se cumplan con facilidad vuestros propósitos.