Revista Viajes
Constante aspiración del corazón de las personas, la PAZ suena desde el inicio de la humanidad entre gritos de pedradas, lanzas y bombas. Nuestra violencia silencia las canciones infantiles, arranca la calma de las cigarras, llena de sangre los amaneceres y de llanto el atardecer.
CUEVA DE VALPORQUERO en LEÓN La naturaleza entera quiere salir del pozo del mal. ¡Ánimo! En las Cuevas del dolor está entrando la luz de la PAZ.
Fueron diversas personas las que propusieron celebrar jornadas por la PAZ. Además de muchos intentos y fórmulas en la historia, recordemos al poeta mallorquín Llorenç Vidal a quien debemos la celebración de la jornada escolar de la paz cada treinta de enero a partir del año mil novecientos sesenta y cuatro como memoria a Gandhi que había muerto ese día del año mil novecientos cuarenta y ocho. A propuesta del la Asamblea General de la ONU se celebra el tercer martes de septiembre, desde el mil novecientos ochenta y dos.
Quiero recordar y celebrar la fecha que propuso el Obispo de Roma –papa de la Iglesia Católica– Pablo VI. Nos propuso celebrar una jornada de la PAZ para todo el mundo, el primer día de enero; en ese ánimo estamos desde mil novecientos sesenta y ocho. Así comenzamos como presagio y promesa esta lucha por la PAZ desde el primer día del año, en el deseo y el ansia de que la justicia sea un jardín en el que podamos vivir todas las personas y la naturaleza entera.
¡Sube a las atalayas, pregonero!¡Pregonero, grita en nombre de la PAZ!
Porque la PAZ no es de modos variados de entender la vida y el futuro; la PAZ es la vida y el futuro, sin otros modos, pensamientos…la PAZ es libertad de cada corazón y cada espíritu que quiere construir una hermosa arquitectura unida hacia el progreso compartido. Nuestros pies descalzos sangran en los pedregales del desencuentro humano y queremos calzar buenas botas para subir juntos las cumbres de esta tierra de la PAZ.
Desde la cima del COTIELLA divisamos valles y montañas en el Pirineo aragonés, con la Maladeta al fondo. La LAZ será una cumbre a la que subiremos las personas y la naturaleza toda.
El invierno de los años, el frio de la debilidad, las borrascas de la desigualdad, los rotos instrumentos sin música de la sangre derramada, están huidos y escondidos en las cavernas del odio y la persecución; llegará la primavera por los árboles verdes de los collados y de las colinas, vendrá el calor del sol del mediodía entre trinos de aves, cantará melodías dulces el arroyo extendido en las praderas y veremos a la PAZ que agrupa a los desprotegidos para hacer de toda la naturaleza y de todas las personas un jardín lleno de colores y será llamado JARDÍN DE LA MONTAÑA DE LA PAZ.
Javier Agra.