Revista Coaching
¿Haces todos los días los mismos recorridos para ir al trabajo, a casa…? ¿Comes siempre a la misma hora, y siempre los mismos platos? ¿Aprovechas los fines de semana para hacer algo diferente o te dejas llevar por tus amistades y en grupo hacéis siempre lo mismo? Los cambios, los imprevistos… ¿te generan algún tipo de ansiedad?
Los prosActuar por costumbre es la forma que tiene nuestro cuerpo de adaptarse mejor al entorno. Las costumbres son pautas de actuación, modelos a seguir con los que vamos sobre seguro. Necesitamos certidumbre, saber a qué atenernos, y gracias a la costumbre, a los hábitos, a las rutinas… conectamos el piloto automático y esto nos sirve para ahorrar energías.
Pero sin darnos cuenta también corremos ciertos riesgos.Si las costumbres en general son un apoyo, también pueden convertirse en un lastre. ¿Por qué?Los contrasPrimero, porque nuestro cerebro se vuelve perezoso y rinde menos, perdiendo creatividad. Por cierto... ¿recuerdas este post sobre cómo ser más creativos? (ir al post)
Segundo, porque al ser menos creativos perdemos la capacidad para adaptarnos a los imprevistos y eso nos convierte en personas propensas a padecer ansiedado estrés
Tercero, porque, aunque nuestra mente nos indica que es mejor seguir con nuestras rutinas, paradójicamente eso nos hace sentirnos insatisfechos. Sentimos que nos ahoga el aburrimiento pero al mismo tiempo no sabemos cómo liberarnos del tedio.
Cuarto, porque al preferir caminar sobre seguro, nos negamos la posibilidad de de hacer cosas nuevas, de aprender, de crecer como personas.
Quinto, porque cuando actuamos guiados por las costumbres, de alguna manera estamos renunciando a actuar movidos por nuestra propia fuerza de voluntad.
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