Revista Infancia

Prospectivas sobre educación

Por Jmburson @jmburson
Prospectivas sobre educación
Entrevista en la Revista ACES, nº 25, Diciembre 2011
José María nos enfrentamos a un entorno globalizado, multicultural, sometido a enormes e imprevistos cambios. Un nuevo modelo social, económico, político y con él a un nuevo modelo de educación y aprendizaje. ¿Cuáles son las claves sobre las que se sustentará la educación de esos niños y niñas del siglo XXI?
Ciertamente, el Siglo XXI afronta profundos y vertiginosos cambios sociales, y en este contexto la educación y el aprendizaje constituyen el eje del ciclón. Pensemos que los niños que hoy inician preescolar, conforme a lo que indican las tendencias, vivirán 100 años en un planeta habitado por 12.000 millones de personas, y a lo largo de su vida desplegarán diversas identidades personales, familiares y profesionales, y previsiblemente el conocimiento humano se multiplicará por cien a lo largo de sus vidas. Deberemos ayudar a los niños a convertirse en aprendices de por vida para responder de forma flexible a los cambios que van a vivir, y ser capaces de desarrollar de manera proactiva sus capacidades, competencias y actitudes y prosperar en entornos sociales y profesionales muy dinámicos. Será más relevante el aprender a ser que aprender a hacer, que será muy cambiante y especulativo.
De este modo, el paradigma central será que el aprendizaje permanece toda la vida y estará condicionado por las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC). Además, sabemos que la educación se globaliza, hoy educa el mundo en su conjunto, y se hace “líquida”, como nos explica Bauman, en el nuevo contexto de la cultura-mundo que nos expone Lipovetsky. Las prospectivas nos indican que el aprendizaje del futuro será personalizado, dirigido a desarrollar las potencialidades personales de cada uno, colaborativo, basado en la participación y compartición del conocimiento, y será más informal, abierto a una dieta cognitiva más visual que escrita, y orientado a la creatividad y la innovación.
¿Qué cambio estructural debe acometer la escuela para adaptarse a ella?
Como nos sugiere Robisson, en su último libro “el elemento”, las escuelas y universidades tendrán que transformarse profundamente. Y no será fácil para instituciones tradicionalmente tan conservadoras, pero los cambios sociales exigen nuevas formas y procesos educativos, además los avances de la neurociencia y de las tecnologías avanzadas nos abren nuevos caminos del conocimiento humano sobre los modos de aprender que deberemos incorporar y acabarán reconduciendo toda la ecología educativa.
Con la evolución de las tecnologías y el aprendizaje personalizado los profesores tendrán que estar capacitados para explotar los recursos y herramientas disponibles para apoyar el aprendizaje a la medida, fomentando vías de aprendizaje basadas en la motivación y el compromiso, así como una mayor eficiencia, pertinencia y oportunidades. Tendrán que cambiar todo el ecosistema del aprendizaje: las pedagogías, la dieta cognitiva, los planes de estudio y las estrategias de evaluación, el contexto físico y tecnológico, y lo más importante, la propia cultura educativa, que como nos indica Gardner, tendrá que ser más vital y social, abierta a la sociedad.
Las escuelas tendrán que experimentar con nuevos formatos y estrategias de aprendizaje y enseñanza para poder ofrecer una formación de alta calidad en el futuro. En concreto, tendrán que responder con más flexibilidad a las necesidades individuales de los alumnos y las cambiantes necesidades del entorno social y laboral.
¿Se puede decir entonces que los niños y las niñas serán los verdaderos protagonistas de esta Sociedad del Conocimiento? ¿Cuáles son las principales competencias que deberán alcanzar?
Venimos defendiendo que en la nueva Sociedad del Conocimiento los niños desarrollarán una posición central. Aquí podemos destacar dos ideas básicas, primero, la intensa disposición de la infancia hacia la creatividad y la innovación. Los niños se hallan más proclives al ejercicio de la creatividad y al desarrollo de la innovación, sus pensamientos son más libres, audaces, optimistas e incorporan visiones imaginativas ajenas al mundo de los adultos. Y por otra parte, la innata actitud a la apropiación de las nuevas tecnologías facilita la integración del mundo de la infancia en las nuevas sociedades del conocimiento. La capacidad para apropiarse de la multitud de tecnologías que emergerán en las sociedades futuras representa una ventaja competitiva de primer orden, en relación al resto de la población humana adulta que tendrá que superar una permanente alfabetización tecnológica.
En la Sociedad del Conocimiento precisamos de niños creativos e innovadores, autodidactas, reflexivos y críticos, inteligentes, motivados y comprometidos, con libre iniciativa y emprendedores vitales y sociales, éticos y más desarrollados personalmente.
Promover estos valores y competencias serán los objetivos de las escuelas del futuro, que deberá educar a niños que serán futuras personas adultas desarrolladas, ciudadanos proactivos y profesionales innovadores, creativos, eficientes y adaptativos
¿Y cuáles serán las competencias del profesorado que acompaña a este cambio?
Sin duda en la transformación de los sistemas educativos los profesores son la clave capital. Sin ellos el cambio no será posible. Las tendencias nos indican que deberemos recuperar la visión socrática del maestro, acompañante, guía, mentor, el que dirige nuestro proceso de aprendizaje. El profesor deberá convertirse en un facilitador del proceso de enseñanza y aprendizaje y un administrador de las tecnologías idóneas a aplicar.
Para ser un buen profesor, lo relevante no será el conocimiento que disponga de una disciplina en concreto, sino la actitud para promover el aprendizaje y el acompañamiento del alumno en su travesía formativa y educativa. Los profesores, como el resto de profesionales en los entornos laborales del futuro, deberán ampliar el ámbito de sus competencias, en tecnología, pedagogía, psicología, e incluso, a tenor de los avance científicos, en medicina. Leyendo a Gardner, en las cinco mentes del futuro, nos decía que “Los educadores deben estar al tanto de los descubrimientos que surgen del laboratorio psicológico, de las máquinas que exploran el cerebro y, dentro de muy poco, del proyecto del genoma humano. ... y la educación puede acabar convirtiéndose en una rama de la medicina aplicada” Los profesores tendrán que formarse intensamente y abrirse a la cultura de la innovación y la creatividad. En la Sociedad del Conocimiento la función docente será estratégica para el progreso social.
¿Que papel juega entonces en este nuevo modelo el aprendizaje permanente?
En los nuevos escenarios de modernidad líquida, la educación y aprendizaje deben ser continuos y, de hecho, permanente a lo largo de toda la vida, como nos explica Bauma, en su libro el “Mundo Consumo”, estamos llamados a mantener una “reformación” continua, siempre por terminar y con final abierto. Nos dice que debemos de perseguir una educación permanente orientada al empoderamiento para la reconstrucción de un espacio público en el que los hombres y mujeres puedan participar en un ir y venir continuo entre intereses, derechos, deberes, individuales y comunes, privados y comunitarios. Este es nuestro destino, aprender, desaprender y volver a aprender, ésta será la dinámica de los hombres de la Sociedad del Conocimiento. Jacques Attali, en su libro “Breve historia del futuro”, pronostica que en el entorno del año 2050 el conocimiento humano se doblará cada dos años, y hay autores que anuncia una renovación del conocimiento mucho más intensa. En este contexto si dejamos de aprender perecemos socialmente, el gran reto en el futuro será mitigar la brecha cognitiva, entre los que saben y los que no saben.
¿Cómo ayudan las nuevas tecnologías a esta reformación continua?
No sólo ayudan, sino que serán el contexto en donde se practique el aprendizaje. Pienso que esto no se comprende aún por las comunidades educativas. Las tecnologías han llegado a los colegios, al igual que a los demás contextos sociales, para invadirlas y transformar las pautas de aprender y formar. La tecnología no es sólo un área de conocimiento, ni un apoyo pedagógico o metodológico, constituyen un nuevo contexto global en el que se desenvuelve el aprendizaje y la formación. No podemos resistirnos a su impacto y efectos en el proceso educativo, toda resistencia será diluida. El potencial de las tecnologías y la ciencia nos ayudarán a comprender mejor el proceso de aprendizaje, a personalizarlo a la medida de cada uno, potenciar y desarrollar nuestra inteligencia, capacidades, nuestro talento y a ser mejores personas, al menos este es el reto que enfrentamos, como adaptarnos a una sociedad tecnológicamente avanzada.
¿Qué puede hacer una escuela que quiere ser innovadora para luchar con la mentalidad de aquellos profesores que se resisten al cambio, que no participan de la formación y a los que queda aún muchos años de ejercer la profesión?
Muchos elementos ya han surgido a lo largo de la entrevista, pero ciertamente la clave está en los profesores que son los actores centrales. No tenemos duda de que el éxito educativo depende de la formación del profesorado. Por ejemplo en EEUU, Obama ha comenzado la transformación de su sistema educativo formando a sus profesores. Si queremos que cambie el sistema educativo debemos hacer que los profesores se adapten al nuevo contexto de la Sociedad del Conocimiento, y esto representa un verdadero cambio cultural.
Además, sabemos que los sistemas educativos que se han adaptado a la cultura de la innovación y creatividad, progresan y mejoran su desempeño rápidamente. Conforme atendamos las resistencias obtendremos los resultados. En la medida que convenzamos y atraigamos a los profesores pasivos a los nuevos modelos educativos progresaremos, y sin embargo, si resistimos los cambios la escuela declinará y los padres buscarán otras alternativas. La ambivalencia entre profesores que apuestan por el cambio y los que se resisten pueden acabar generando una brecha de calidad y de resultados compleja de resolver, máxime en relación a una escuela pública conservadora, con fuerte corporativismos y estructuras burocratizadas, frente a la amenaza de escuelas privadas adaptadas a las nuevas demandas educativas ofertadas a familias de uno o dos hijos. Las nuevas escuelas necesitan abrirse a la sociedad y ser muy adaptativas y elásticas.
Y finalmente, ¿qué impresión te llevas de nuestro V Congreso, y del ambiente vivido?
Muy buena, pienso que es el camino, reflexionar en común y ejercer el juicio crítico. Será deseable que las soluciones de la escuela surjan de la propia la comunidad educativa. El Congreso ayuda a reflexionar en común y percibir los nuevos horizontes, hacia dónde vamos y cómo progresar.
Revista ACES nº 25

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