- El argumento válido, en sentido lógico.
- El argumento persuasivo, en sentido psicológico.
- Argumento válido y persuasivo (ideal).
- Argumento no válido y persuasivo (peligroso).
- Argumento valido y no persuasivo (inútil).
- Argumento no válido y no persuasivo (inactivo).
- Su aplicación judicial, como acusación vs. defensa.
- Capacidad para convertir el argumento fuerte en débil o viceversa.
- El retórico no juega con la verdad sino con la verosimilitud que subyace en el mundo de las apariencias. Esto puede hacer pensar que Protágoras menosprecia la verdad, pero en realidad se deriva de una concepción relativista de la verdad.
Aristóteles advierte que estamos ante un tema central de la sofística. En el uso de los discursos dobles radica la capacidad de los sofistas para convertir el argumento más débil en el más fuerte, a condición de que ni uno ni otro posean una verosimilitud absoluta, sino aparente. Aquí radica la fuerza de la retórica y la erística, y su uso explica "la razón por la que la gente, con toda justicia [opina Aristóteles], soportaba mal la profesión pública de Protágoras" (Aristóteles, Retórica II 24, 1402a ss; el fragmento es más amplio de lo que aquí hemos citado). No es necesario recordar que Aristóteles recoge casi literalmente parte de la acusación contra Sócrates, al ser tomado como sofista.