La exposición a los rayos solares puede provocar diferentes trastornos en la piel, algunos visibles y otros no. En cuanto a los que se ven, las quemaduras, pueden provocar eritema o enrojecimiento de la piel e, incluso molestias y dolor en algunos casos, ya que pueden aparecer hasta ampollas.
Por otro lado, las consecuencias de carácter invisible no son menos graves y se producen por alteraciones en el genoma, ya que los rayos UVB son absorbidos por el ADN y cuando se producen exposiciones solares durante un tiempo excesivo aparecen células anormales, que dan lugar a carcinomas y melanomas.
Las medidas de protección solar para bebés son diferentes a las de los niños y adultos
Por todo ello, y teniendo en cuenta que la piel de los bebés es muy fina y sensible y que produce menor cantidad de melanina, está claro que será necesario aumentar las medidas de prevención.
Y es que, un recién nacido que esté expuesto a los rayos solares incluso durante tan sólo diez minutos en las horas centrales del día puede sufrir daños importantes.
Por ello, será importante que, en el caso de los lactantes menores de seis meses estén siempre a la sombra y se evite su exposición a la luz del sol de forma directa. Así, los padres los cobijarán con sombrillas, bajo la sombra de un árbol o un toldo. Además deberá ir vestido, con la cabeza protegida con un gorrito e incluso lo más adecuado es que, en su carrito o coche de bebé, lleve una sombrilla.
En cuanto a la ropa tendrá que ser cómoda y preferiblemente de colores claros. Además, aunque haga calor, deberá cubrir prácticamente todo su cuerpo, por ello se elegirá un tejido como el algodón o resistente a las radiaciones solares. En cuanto a la cabeza, como antes se comentó, será muy importante que esté protegida por sombreros, gorritos... pero también habrá que tener especial atención a que transpiren y no le den calor.
No sólo hay que prestar atención a la radiación directa: debajo de la sombrilla en la playa también hay que ponerle protección
Aún así, y aunque se pueda creer que es suficiente, habrá que prestar atención a que en la sombra también recibirá radicación solar indirecta, es decir, los rayos de sol que se proyectan en la arena de la playa o en la nieve. Por ello, será necesario que, a pesar de estar en la sombra, no se escatime en tomar medidas de protección.
Por otro lado, aunque muchos padres sienten gran ilusión al llevar a sus hijos a la playa o la piscina, será necesario que eviten hacerlo en las horas centrales del día, cuando el sol tiene mayor fuerza. Así, lo conveniente es que los bebés a estas horas puntuales estén en casa, en una habitación en la que no haga excesivo calor, donde puedan sentirse frescos y no agobiados.
En cuanto a las cremas solares, los menores de seis meses deberán usar las líneas de fotoprotectores indicadas específicamente para bebés y el FPS será como mínimo de 30. Se le colocará por el cuerpo y cara, evitando la zona de alrededor de los ojos y también las manos, ya que, los pequeños suelen metérselas en la boca y acabarán chupando el producto.
Si finalmente, ante un descuido, el pequeño tiene quemaduras solares, será importante que se acuda urgentemente a su pediatra para que valore su gravedad y que, se siga un control y vigilancia médica hasta que se recupere.