Bartolomé de las Casas trabajó intensamente para predicar el Evangelio cristiano, a la vez que defendía de la tiranía de los encomenderos, a los indios. Mientras que en la Era moderna, el obispo Samuel Ruiz, hizo lo propio casi 500 años después, con pocas variantes en la realidad en que viven estos indígenas, cuyos encomenderos ya no son españoles, sino mexicanos. Viviendo estas personas, de un constante atropello a sus derechos humanos, por ser simplemente indígenas.
Hablando de los españoles, bien lo decía el cronista español Gonzalo Fernández de Oviedo, aunque sigue teniendo vigencia:
Y a los españoles en algunas partes los llaman demonios. Y bien les está ese nombre, porque han pasado a aquellas tierras personas que hicieron a un lado sus conciencias y el temor de la justicia divina y humana, y han hecho cosas no de hombre sino de dragones.
Pues sin respeto alguno humano, han sido causa de que muchos indios que se pudieron convertir y salvarse, muriesen de diversas formas. Y los tales que así murieron podían haber sido útiles si vivieran, para el servicio de Vuestra Majestad, y provecho y utilidad de los cristianos.
Y entonces no se habría despoblado totalmente ninguna parte de esta tierra. Que por esa causa está casi desierta de gente. Y los que han sido causa de ese daño llaman pacificado a lo despoblado. Yo, más que pacífico, lo llamo destruido.