La celebración, este 2 de diciembre, del Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud, es un toque de alerta para los que, al pensar en esclavos, piensan en plantaciones sureñas del siglo XIX. La esclavitud todavía existe, y afecta a cerca de 21 millones de personas: hombres, mujeres y niños, tal como informa la Organizacion Internacional del Trabajo.
Son millones de personas atrapadas en trabajos forzosos, a los que fueron a parar mediante engaño o coacción, y de las cuales no menos de 4,5 millones han sido forzadas para la explotación sexual.
La llamada esclavitud moderna incluye el trabajo en condiciones de servidumbre, el trabajo forzoso, las llamadas ‘peores formas del trabajo infantil’, la explotación sexual comercial de los niños y niñas, la trata con fines de explotación, los matrimonios precoces el matrimonio precoz y lo que se considera esclavitud personal o propiedad personal.
Terminar con la esclavitud requiere un triple enfoque que garantice, por un lado el compromiso y el cumplimiento de los estados con los tratados internacionales en materia de trata y prevención de la explotación laboral y sexual. También, en segundo lugar, de políticas públicas para abordar la precariedad y la pobreza y fortalecer los derechos de las personas.
La movilización ciudadana es, además, imprescindible para exigir estos cambios y el cumplimiento de los numerosos tratados internacionales. En este sentido, la campaña ‘Terminemos con la esclavitud, ahora’, de la OIT es la iniciativa más reconocida para compartir esta realidad y pedir que termine esta grave vulneración de la dignidad y los derechos humanos.
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La imagen Cтaниcлaв З es de Daniel Oines en Flickr