Nadar y disfrutar de un buen baño en una piscina es un placer indiscutible, más en los días de verano, pero no solo. No son pocas las personas que se deciden por nadar como el entrenamiento físico que mejor les va para mantenerse en buena forma. Pero, sin duda, es en los meses de más calor cuándo la afluencia a las piscinas es la máxima.
No todo es tan bonito: Los inconvenientes del baño
Como sucede en casi todos los órdenes de la vida, existen, sin embargo, algunos inconvenientes asociados a los baños en las piscinas. Y, sobre todo, están
relacionados con el hecho de que esté presente un producto como el cloro, imprescindible para el mantenimiento y desinfección del agua.
Las partes del cuerpo más afectadas por el cloro
Las partes de nuestro cuerpo que más sufren con el contacto con el cloro son los ojos, el pelo y la piel. Un problema que puede agravarse en combinación con otros agentes como el sol, que pueden acentuar el problema. Pero, esto no tiene que convertirse en una realidad si tomamos ciertas
medidas paliativas.
Efectos del cloro en la piel y las medidas para combatirlos
El principal
efecto del cloro en la piel es que la reseca y deshidrata, pudiendo acabar generando alguna irritación más seria. Por tanto, la primera medida está encaminada a que el cloro permanezca en nuestra piel el menor tiempo posible:
- Para ello, nada mejor que acostumbrarnos a darnos una ducha de agua antes y después de salir del baño.
- Una vez acabada la jornada de piscina, procederemos a una ducha con un gel nutritivo y después aplicaremos una buena crema hidratante.
- También nos aplicaremos un protector solar antes de bañarnos.
Aparte de estos consejos está la de sobra conocida recomendación de utilizar un gorro de baño así como de gafas para natación, que nos protegeran del contacto directo con el cloro en el cabello y los ojos.