Revista Diario

Protegiendo a toda costa.

Por Negrevernis
Un alumno insulta gravemente a un compañero; le veja delante de toda la clase. Es el héroe del grupo, el modelo a seguir y seguramente, tendrá que apartar a las chicas de su lado -y es que el éxito del adolescente sobre el adulto es tan hormonalmente excitante... El alumno se siente todopoderoso, no cabe en la silla ante el éxtio logrado, y la hazaña correrá como la pólvora en cuanto suene el timbre para ir al recreo. Sus secuaces, seguramente, cantarán y harán loas a lo ocurrido a través del teléfono móvil con conexión a internet que papá les regaló como premio a su docena y media de suspensos en la última evaluación.
El compañero se queja, protesta y patalea ante la jerarquía colegial. Papá ha venido raudo y veloz porque el compañero ha censurado la acción de su hijo y le ha dicho un par de cosas -esas que papá no supo decir a tiempo, cuando el alumno era aún como Niña Pequeña y pedía silenciosamente caso, tiempo y normas. Papá ha expuesto su queja y su más enérgica protesta. Su hijo es hiperactivo y seguramente con déficit de atención, y por eso se justifica que el alumno pueda insultar a su profesor, sacar el rotulador de diámetro más ancho para decorar su rincón de pared, escaparse de clase y no superar la mitad de las asignaturas del curso correspondiente. Es lo propio: la mala educación y la ausencia de normas se llama genéricamente ser hiperactivo -anota, Negre: "avisar a la RAE para añadir un significado más en esta palabra".
Porque yo lo valgo, papá defiende a capa y espada a su retoño. Da igual la ofensa. Da igual la grave vejación. Da igual la falta de normas. Da igual que su hijo se le haya escapado ya de control. Da igual que sea la enésima vez que sancionan al alumno. Da igual la falta de estudio, de hábito, de educación. Lo importante es que a su hijo se le ha recriminado en clase el haber insultado gravemente a un profesor.
Por favor, papá, mamá, ¿por qué no dejas de delegar tus responsabilidades en el colegio? Y, si tan mal lo hacen los profesores, ¿por qué no te encargas tú? La escolarización no es obligatoria, sino la educación. Enseña tú, ya que no educas, encárgate del curriculum de tu hijo adolescente -ya que has demostrado que no eres capaz de enseñarle urbanidad-, míratelas con Servicios Sociales y que tu hijo, sí -por favor- aparezca sólo en los exámenes finales.
Huy, no me daba cuenta. Si es que esto forma parte de la coherencia esa...
Protegiendo a toda costa.

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