Nueva parada...Nepal...Exactamente a Katmandú. ¿ Qué deciros o contaros?. Un país escondido, tras las impresionantes cordilleras del Himalaya.
Los marcos de una entrada de cotas nevadas, miradas incrédulas mirando por las ventanillas de aquel avión con su resonar de chapa hueca: ¡Clack,clack..!
¡Señores! pasadas las montañas bajamos en pocos minutos y aterrizamos.
Hablar de Nepal es algo que se me queda grande para expresar palabras y sentimientos. Hablar de Nepal es inundar nuestro espacio en paz, respeto...Tiempo...
Tiempo para aprender de la simplicidad del momento, de apreciar lo que encontramos, valorarlo y guardarlo en nuestro corazón.
Acostumbrados un poco ya a la locura india, pasamos a una fase algo más sosegada...pero sólo algo más...
Un pueblo cuya riqueza habita en su espiritualidad, en la virtud de la oración meditada en sus raíces...Hablamos de un pueblo humilde e inocente en sus actos, donde las cosas son sencillamente tal como se expresan o dicen sin miedo al equívoco.
Sus llanuras y topas están salpicados de pequeños rinconcitos de oración y reflexión donde cualquier semejante se haya pequeño frente al paraje.
Por el casco histórico de la ciudad podemos apreciar uan arquitectura evocada principalmente al culto de los cerca de 3000 dioses que poseen y a las sucesivas reencarnaciones que se debe realizar a lo largo de las espirituales vidas hasta alcanzar lo divino.
Como resumen , os aconsejo, salir por sus calles, disfrutar de su cultura y hospitalidad, sumergirnos en su estilo de vida, sus costumbres , comidas...
Visitar un país y una ciudad nueva es enriquecerse del lugar e intentar aprender todo aquello que has descubierto nuevo para integrarlo en tu vida y tus propias experiencia.