Revista Arquitectura

Proyectar y vivir en una casa bien orientada

Por Luissantalla

Hablaremos en este artículo de la aplicación del sentido común frente a otras lógicas supuestamente exactas o incluso tomadas como racionales. Principalmente abarcaremos el tema de la orientación de la vivienda y su consumo energético implícito, de la influencia de su forma y sus aperturas en las ganancias térmicas y de la necesidad o no de tratamiento y modificación de la temperatura del aire interior. Estos consejos te ayudarán a reducir el gasto en calefacción y aire acondicionado.  Te puede ayudar a reducir el consumo y a mejorar la instalación de gas natural.

Lo principal y más necesario antes de proyectar cualquier local, de cara a la orientación es pensar en su uso, matutino o vespertino, la cantidad de horas que estará expuesto, la posibilidad de exposición directa al sol de su contenido… Algún “autor” llama al edificio máquina energética, no cabe duda de que hay que pensar más como el maestro Le Corbusier y pensar más en el habitar, su función primordial.

Poco a poco las nuevas generaciones de técnicos conciben los edificios como entes aislados, sino como parte de un ecosistema urbano o rural, el cual deben de proteger, y lo hacen por ejemplo, disminuyendo el uso de sistemas activos, que aunque de funcionamiento sean eficientes, están sobredimensionados al no tener en cuenta los sitemas pasivos.

Copiando a Roberto Bosqued García “la disminución de la demanda energética en un edificio, no depende únicamente del correcto tratamiento de su envolvente, o del aislamiento térmico, como posiblemente por razones espurias se suele hace creer, sino también de otras estrategias de captación o evacuación de calor, que se olvidan con demasiada frecuencia y que son complementarias para lograr un óptimo intercambio energético con el ambiente y para conseguir un grado aceptable de confort higrotérmico.”

Proyectar y vivir en una casa bien orientada

Estas otras estrategias pueden tener que ver con el medio físico, con las condiciones microclimáticas de la zona donde se encuentra, pero también del grado de exposición, soleamiento, accesibilidad a la luz natural… que pueden ver distorsionada su influencia por otros factores como las vistas, organización interna, composición formal…

En el caso del CTE, en su opción simplificada, se habla de la compacidad C, expresada en metros, siendo la relación entre el volumen y la superficie, determinando diferentes exigencias para la clase del edificio.

Todas estas variables van definiendo un modelo de edificio, que puede ser una casa bien orientada,  en la cual es necesario calcular y estimar su consumo anual de Co2, o lo que alguna gente llama Net CO2 (que se mide en toneladas al año) y que viene siendo el sumatorio  (y resta en el caso de utilizar energías renovables) del consumo eléctrico, de combustibles, generadores eólicos, etc…

Además cabe incluir como factor de ganancias térmicas a la actividad metabólica de los ocupantes, el grado de arropamiento, su grado de ocupación (personas /m2) y los períodos de ocupación.

Todos estos factores provocan (o deberían) distintas estrategias de diseño para la envolvente.

Hay varias posibilidades de orientación, que generalmente se adaptan a distintos usos, por lo que de cara a la optimización energética, en la latitud en la que nos encontramos, lo ideal podría ser:

  • Orientación norte: no recibe prácticamente radiación directa, ojo, hablamos de la latitud española. Tiene por tanto escasa ganancia térmica debido a la radiación difusa y reflejada. Se recomienda utilizar los espacios al norte como espacios de poco uso en vivienda, que sirvan como amortiguadores térmicos, y en otros usos, pueden ser bibliotecas o galerías de exposición, por la calidad de la luz difusa.
  • Orientación sur: orientación con mayor ganancia térmica. La iluminación natural es poco uniforme. En verano no hay deslumbramientos y es adeucada para actividades de gran precisión visual. Suelen colocarse los espacios de uso diurno en viviendas, y por ejemplo en hospitales se suele utilizar la acción germicida del sol, orientando las habitaciones.
  • Orientación este: los espacios reciben poco sol durante el día, solamente por la mañana. Dado el ángulo bajo del sol, existe riesgo de deslumbramiento. Preferible para espacios de uso matinal, hay quien dice habitaciones… depende de la zona climática yo creo.
  • Orientación oeste: debido al recorrido solar, la radiación incide un largo período en verano y corto en invierno. La suma del calor diurno y la exposición durante la tarde convierte esta orientación en la más desfavorable, donde lo ideal es colocar espacios con estancias cortas.

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