Revista Política

Proyecto Costa.

Publicado el 28 enero 2010 por Englishman @englandcourant
Proyecto Costa.
Durante la Guerra Fría los libros de historia y las películas se centran principalmente en la confrontación entre Este y Oeste en los escenarios principales, es decir, Europa, Cuba, Oriente Medio y, en menor medida, Corea y Extremo Oriente. Esto hace que pasen desapercibidas las acciones y/o proyectos de algunos países que también sería complicado enmarcar en el movimiento de los no alineados. Hablo por ejemplo del programa nuclear argentino, que se llevó a cabo gracias a la colaboración de muchos cierntíficos nazis huídos de Europa por el pasillo vaticano o vía de Madrid. Pero hay un país que también desarrolló su propio programa nuclear y su propio programa de guerra bacetriológica: este es la República Sudafricana.
Relegada al olvido de los libros de texto, salvo como ejemplo del régimen racista del apartheid, Sudáfrica se aprovechó del aislamiento geográfico y de ser un país relativamente estable dentro del caos africano para desarrollar de una manera silenciosa varios proyectos de armas de destrucción masiva que superan con mucho a los imputados a Sadam Hussein.
Uno de los proyectos mejor financiados en la investigación de armas biológicas lo puso en marcha el Servicio Secreto de la República Sudafricana (BOSS) en Rooderplaat (Rhodesia), al mando estaba Wouter Basson, un médico que en su etapa de estudiante quería ser ginecólogo. Poco después de haber terminado la carrera Basson fue llamado a las filas de las Fuerzas de Defensa de Sudáfrica (SADF) donde su idea original de convertirse en ginecólogo fue sustituída por la Fisiología y la Química fisiológica para utilizar mejor los gérmenes con fines armamentísticos. En este período de su vida descubrió que la SADF no había explorado nunca esta vía, salvo pequeñas excepciones de envenenamiento de algunos pozos. Al terminar su instrucción Basson sabía más que nadie en Sudáfrica utilizar gérmenes patógenos con fines armamentísticos.
Fue entonces, cuando su superior al mando, el cirujano Nicol Niewoudt se reunió con altos mandos del ejército con el plan de iniciar un proyecto de desarrollo de armamento biológico. Al mando se pondría a Basson con rango de Brigadier. Había nacido el Proyecto Costa.
Fue en las apartadas llanuras de Rooderplaat donde se contruyó una "granja" con varios laboratorios subterráneos al mando de Basson. Basson había sido nombrado jefe de la misión "para crear una amplia gama de armas que matarían o inmovilizarían a los terroristas en el monte, a sus líderes y a sus compañeros marxistas que amenazan la supervivencia de la propia sudáfrica". Estas fueron las palabras usadas por Niewoudt, en un tono muy similar a las usadas en Nurember por Adolf Hitler para garantizar el Reich de los mil años. Sudáfrica enseñaba al mundo de que pasta está hecha.
El gobierno le proporcionó un jet privado para sus viajes en busca de virales y acceso ilimitado a cuentas bancanrias en docenas de países. Basson viajó a Londres, París, Madrid y Washington para aprender, pero también viajó para comprar a destinos más exóticos como Libia, Líbano o Sudán. En medio del desierto accedió a los laboratorios secretos de Gadafi. Pero tal cantidad de dinero moviendose de París a Trípoli no pasó desapercibido a nuestros amigos israelíes, que vieron esta colaboración con mucha desconfianza. Motivo por el cual el Mossad situó a Basson en la lista negra de asesinatos selectivos del Kidon, debido a que Basson estaba ayudando a Libia a cambio de cepas de gérmenes que Libia había obtenido de Irak, e Irak del propio Donald Rumsfeld haciendo más verdadera que nunca la máxima "que pequeño es el mundo".
Al poco tiempo las cepas llegaron a los laboratorios de Basson, virales con cólera, antrax, toxina botulínica y la peste negra que en la Edad Media había cercenado drásticamente la población de Europa.  A lo que se le sumó en 1992 el ébola y el marburg. Convertir estos gérmenes en armas supondría "resolver problemas" en palabras del ministro de defensa sudafricano Magnus Malan. Basson tenía sus propios motivos para desarrollar este programa y era su fe ciega en el Apartheid. Declaró ante la Comisión de la verdad y la reconciliación que lo había hecho por su hija ante el posible ascenso de los negros al poder.
Sus primeros ensayos se centraron en mezclar Carbunco con el pegamento de los sobres que vendían en los mercados callejeros frecuentados por negros, mezclaron toxina botulínica y talio en los barriles de cerveza que se vendían en los pueblos, insertaron la fiebre paratifoidea en los desodorantes que se vendían en las tiendas de la comunidad africana y salpicatron veneno de serpiente al chocolate favorito de la comunidad negra. Con estos experimentos el proyecto Costa se convirtió en el experimento biológico más mortífero desde la II guerra mundial.
La biblioteca del doctor Basson estaba llena de ejemplares para el desarrollo de armas bacteriológicas, desde los manuales de libre acceso, hasta los proyectos de terceros países que había adquirido en el mercado negro. Tales como el programa del pentágono para actuar contra Cuba, o el desarrollo de la viruela negra que tiene un cien por cien de mortalidad. Pero la finalidad original y principal del Proyecto Costa solo la sabía el doctor Basson. La finalidad era la creación de un arma al servicio del apartheid, un arma definitiva capaz de esterilizar a una raza entera: era un "bomba genética".
Basson había seguido los debates enconados sobre la materia. Se basaban en la idea de que habían sido las enfermedades las que conribuyeron a la derrota de los aztecas y los incas por los conquistadores españoles. Los británicos habían expandido sus bombas genéticas al repartir entre la comunidad indígena sábanas infectadas con la viruela en América del Norte. Estados Unidos había querido preparar una bomba genética para actuar en y contra Nicaragua, y la CIA había investigado en esta dirección, pero los genetistas no habían logrado identificar ningín gen que lo diferenciase de la población blanca, anglosajona y protestante que formaban a los superhombres americanos. La misma dirección quisieron tomar cuando Cuba se convirtió en un problema, pero se dieron cuenta que no existía un "gen cubano" y que Fidel era más blanco y descendía de más europeos que la mayor parte de la élite americana.Wouter Basson se centró entonces en las investigaciones del "Biopreparat", el programa de guerra biológica de la URSS, y se dio cuenta que la bomba genética podía ser posible, aunque tenía enormes riesgos, ya que como apuntó el antropólogo John Moore, era muy facil que un patógeno que afectase a una sola raza pudiese crear un contagio generalizado a la raza human.
Pero los planes del Proyecto Costa no solo se quedaban en la teoría. Basson y sus hombres llevaron a cabo algunas misiones en persona, además de las ya relatadas. Fueron a Londres con un paraguas, un juego de pequeños destornilladores y ricina para atentar contra los miembros del Congreso Nacional Africano (CNA). Los miembros del CNA iban a ser asesinados utilizando el mismo método que había utilizado la inteligencia búlgara para asesinar a Grigory Markov, es decir, un ataque utilizando la punta de un paraguas revestida de ricina pero la operación se fue al traste cuando manipulaban los elementos. Uno de los científicos salió gravemente envenenado tras tocar directamente uno de los destornilladores impregnados de ricina.
La CIA y el MI6 no pasaron por alto la existencia del proyecto Costa, pero la CIA tenía sus propios problemas con la infiltración soviética y sus muchas meteduras de para como para atender un proyecto de un país "amigo" y fuertemente antimarxista como era Sudáfrica. El MI6 prestó más atención al proyecto y mandó a Sudáfrica a su experto en materia biológica, el doctor David Kelly. El MI5 y MI6 habían seguido la pista de Basson por congresos e investigaciones poco ortodoxas en la biblioteca del Congreso de Estados Unidos hasta la granja de Rooderplaat.
Las actividades del Proyecto Costa cesaron cuando se produjo el final del Apartheid y el ascenso de Mandela a la presidencia del país. La Comisión de la Verdad y la Reconciliación había concluído que "el Alto Mando del gobierno anterior fue extremadamente negligente al aprobar un programa de guerra química y biológica que no comprendía".
Wouter Basson fue finalmente interrogado por el MI6. En su declaración Basson afrimó que había habido una diseminación aérea de agentes patógenos porque el clima no lo permitía y los fines armentísticos se habían visto mermados porque no encontraron ninguna forma de introducir los gérmenes en la cadena alimenticia.
Pese a las miles de páginas de declaraciones juradas, cientos de testigos y pruebas, el Tribunal Superior de Pretoria la mañana del 11 de abril de 2002 no encontró pruebas sufucientes para condenar a Wouter Basson por ninguno de los setenta cargos a los que se enfrentaba.
Hasta la fecha cuatro cajas metálicas permanecen cerradas en una cámara acorazada de Pretoria con toda la información del Proyecto Costa con dos llaves de acceso. Una la tuvo el Presidente Mandela hasta el momento que se retiró. Se desconoce quien las posee ahora.
Proyecto Costa.

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