LAS CONSTRUCCIONES
Podemos considerar las puramente funcionales, como los almacenes, casetas de operarios, depósitos, salas de máquinas..., las estrictamente ornamentales como las fuentes artísticas, monolitos..., y por último las mixtas, es decir las que conjugan la funcionalidad con la ornamentación, como pérgolas, pabellones, quioscos, merenderos...
Si están a la vista forman parte de la escena deberán ser elementos de diseño, creados y pensados para despertar algún tipo de estímulo sensorial positivo, además de su utilidad funcional, y si están bien realizados y es realmente buena su arquitectura los resultados pueden ser sorprendentes. En efecto, en muchos parques las construcciones son las que proporcionan los mayores goces por todo lo que posibilitan y comunican, además de darle carácter y personalidad. La historia está llena de ejemplos y existe un verdadero repertorio de construcciones asociadas a las obras de parques: pabellones, casitas, invernaderos, fuentes, pabellones, invernaderos, umbráculos, pérgolas, templetes, cenadores, escalinatas, balaustradas...
Estas construcciones en el parque no pueden entenderse como elementos aislados, su enlace con otros es decisivo, y de ellos es con el trazado, con quien debe existir la mayor relación. De aquí que el diseño de estos elementos responda a una idea global que ya habíamos dejado plasmada en las fases del diseño, la cual puede verse modificada con el diseño de los elementos arquitectónicos, pues es mucho el peso que tiene en el conjunto.Ahora bien, es preciso que no se entienda esta relación con la idea global de diseño como una repetición de soluciones arquitectónicas para todos los elementos asociados del parque.
Caseta de operarios diseñada para integrarse en el entorno de un parque
En absoluto. Hemos querido decir que el parque debe entenderse como una unidad, un todo orgánico, pero agregado de partes independientes que necesitan de un funcionamiento conjuntado. El parque es un organismo vivo y el proyectista tendrá que obtener originalidad, convivencia e integración, bien entendido que ésta puede ser, como decíamos al hablar de la motivación del proyectista, convencional o atrevida en el ambiente. La valentía y la razón son las mejores armas del proyectista. Los conocimientos y la experiencia, se le suponen.
Además de esto, que llama a la filosofía del diseño y la integración, habrá que tener presente también que las construcciones son elementos sometidos a una intensa utilización, ya que están diseñadas para el uso directo del público, y se sitúan en un ambiente duro y agresivo. Las soluciones constructivas deben incluir en sus planteamientos todas las solicitaciones que van a recibir las obras, no olvidando el factor fatiga del material, muy importante aquí donde el nivel de utilización es muy elevado.
De igual importancia en este planteamiento, es el uso incorrecto de las obras por parte de los usuarios. Así el proyectista habrá de considerar, por ejemplo, que las escaleras se utilizarán algunas veces como pista de obstáculos para bicicletas y monopatines, que las barandillas no servirán sólo para apoyarse sino también para sentarse y deslizarse, que los zócalos de las fachadas soportarán la huella de los zapatos de muchos jóvenes que colocarán el pie al apoyarse de espaldas...
Lo anterior obliga y define una forma de construir y exige una cuidada selección de materiales, que, sin desmerecer el objetivo del diseño, puedan soportar la dura utilización que les espera, asegurando una lógica duración.
Y ello es importante pues con demasiada frecuencia asistimos a deterioros prematuros de los parques y jardines, y de sus construcciones, en buena medida por una falta de previsión en los planteamientos iniciales. Planteamientos que afectan también a la buena ejecución, con frecuencia incumplida por una falta de definición en el proyecto.
Un aspecto que no queremos olvidar es el de la accesibilidad de muchas construcciones y espacios de los parques y jardines, no suficientemente cuidado en el proyecto, incumpliendo a veces normas de obligado cumplimiento.