Siguiendo la serie sobre el Proyecto de Zona Verde Pública pasamos a tratar al proyecto como documento, analizaremos su estructura y contenido. En esta entrada a modo de introducción recordaremos algunos aspectos importantes.
Antes de tratar del contenido del proyecto y de la forma en que éste puede organizarse, conviene recordar lo siguiente:
El proyecto es un instrumento de trabajo necesario para la realización de las obras. Sus apreciaciones tienen que ser precisas, lógicas, coherentes y económicamente rentables, estar documentadas y justificadas, y, además, aportar una completa descripción y valoración de las obras y de todos los recursosnecesarios para su ejecución.
Debe contener información útil y necesaria, y nada de lo que se considere comúnmente admitido por los profesionales destinados a recibirlo e interpretarlo, ni que se encuentre en las referencias normativas que incorpore, a no ser que su importancia haga necesario destacarlo.
El proyecto es, también, un documento contractual, de constancia, de cumplimiento de la legalidad y de verificación técnica, que responsabiliza y compromete a su autor. Deberá contener, por tanto, lo necesario para asegurar estos extremos.
También queremos recordar que nuestra dedicación profesional ha sido en proyectos y obras en espacios públicos urbanos generalmente, donde reunimos la mayor experiencia, por lo que la estructura y contenido que se muestra a continuación está orientado a este tipo de proyectos, que, por otra parte, consideramos plenamente aplicable a cualquier otro de esta naturaleza.
La primera cuestión que surge es el alcance y denominación del proyecto para lo que no existe un criterio claro en nuestro país, sin duda debido a la falta de la normativa anterior o de una enseñanza universitaria reglada que hubiese facilitado estos importantes datos, desde las fuentes del conocimiento.
Se han utilizado nombre como los de proyecto de jardinería, proyecto de ajardinamiento, proyecto de paisajismo, incluso proyecto de plantaciones... denominaciones que vienen a significar el alcance del mismo que parece queda relegado a la parte vegetal de la obra, no entrando en el conjunto de la misma, como si esa otra parte fuera objeto de otro proyecto y éste, el de jardinería, paisajismo o plantaciones, se ocupase exclusivamente de completar la obra básica con las plantaciones, los riegos y otros elementos complementarios.
Y realmente en muchas ocasiones ha sido así, incluso sigue siéndolo. Se ha recurrido y se recurre al profesional de la jardinería para completar una obra hecha por otro profesional, aún cuando esta obra sea un parque, no participando por tanto de la génesis ni de la esencia del proyecto, teniendo que solucionar con la jardinería, con mucha frecuencia, numerosos problemas derivados de una falta de presencia en las decisiones capitales de la obra desde un principio.
No vamos a entrar en problemas de competencias ni en rivalidades profesionales que siempre han existido, ni en la baja consideración que tradicionalmente ha soportado la jardinería. Solo diremos que no admitimos semejantes planteamientos y que los proyectos y obras que estamos considerando son un todo único indivisible, que no puede separarse y, por tanto, confiar a distintos profesionales, por separado, aún cuando los equipos de redacción sean multi-disciplinares, la ejecución de sus diferentes partes, ya que todas ellas participan de igual manera y con la misma responsabilidad en el resultado final que se ofrece, desde los ladrillos hasta los vegetales.
Del contenido y alcance nos ocuparemos a continuación, por el momento diremos que las denominaciones que nos parecen más adecuadas para referirse a una obra completa son las de proyecto de ordenación y establecimiento de zonas verdes o proyecto de parque o de jardín …., queriendo indicar con ello la amplitud total de la obra que se proyecta o ejecuta.