Me alegré al ver que los bancos estarían entre los temas de esta segunda edición del proyecto fotográfico, porque son uno de los motivos recurrentes de mis fotos cada vez que cojo la cámara.
En la costa de Devon (Inglaterra), el mes pasado, tomé muchas imágenes de bancos, la mayoría de ellas enfocando a las placas con el nombre de la persona difunta a quien se le rinde tributo apadrinando ese banco en particular. Siempre me ha parecido una gran idea, una forma de recordar y mantener a la vista de todo el mundo ese recuerdo. Es bonito.
Sin embargo, me he decidido por esta foto. Los bancos me sugieren muchas cosas: son donde estás en compañía, donde charlas, donde quedas, donde estás contigo misma, donde lees tranquilamente, donde descansas, donde reflexionas, donde admiras el paisaje, hasta son un lugar perfecto desde donde mirar a los demás. Cuando están vacíos, me transmiten un a veces doloroso sentimiento de soledad, incluso de abandono; otras, en cambio, que no haya nadie sentado en ellos me parece romántico.
En la foto, tomada de lejos para que se vieran bien el cielo y la gran extensión de terreno cubierto por un espeso césped, la chica parece estar sumergida en sus pensamientos frente a la preciosa bahía de Torquay tras un paseo en bicicleta resiguiendo la costa un domingo por la mañana. Se me ocurren pocas situaciones más evocadoras, y todo gracias a un banco.
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