Oslo es una gran ciudad, y no lo digo por su tamaño sino por todo lo que tiene que ofrecer.
Sin embargo, lo que más me sorprendió es el Parque de esculturas Vigeland (Vigelandsparken), situado en el Frognerparken (parque Frogner). Se trata de un conjunto escultórico formado por más de 200 obras realizadas por el artista Gustav Vigeland en bronce, granito y hierro fundido. Verdaderamente excepcional. Una apoteosis de formas y expresiones faciales a lo largo de metros y metros de terreno. Aconsejo encarecidamente su visita a todo el mundo mundial.
El niño de la imagen es una de las esculturas más queridas del parque, llegando incluso a convertirse en símbolo de Oslo y apareciendo en recuerdos y postales. Su expresión de berrinche no nos resulta extraña a ninguno, ¿verdad? Se llama, por supuesto, «Sinnataggen» o, lo que es lo mismo, «Niño enfadado».
Ah, por cierto, el parque es de libre acceso, lo que en una ciudad tan cara es muuuy de agradecer
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