Que las películas destinadas a un público adolescente sean siempre, o casi, menospreciadas por la crítica el público más adulto no es ninguna sorpresa. Grandes cintas revolucionaron a éste genero, el de la comedia juvenil, desde la década de los 80`s, siendo la mejor, a mi consideración, El club de los cinco, ya saben, la obra maestra de John Hugnes, el maestro de las películas adolescentes por excelencia y que, no tiene mucho, los Oscares le brindaron un homenaje debido a su lamentable muerte.
A finales de los 90`s el genero volvió a resurgir gracias a la divertida American Pie, aunque se desgasto con sus desechables secuelas. Creo, sin temor a equivocarme, que la cinta que volvió a poner en el mapa el desmadre adolescente de drogas, alcohol y sexo, fue sin duda alguna la divertidísima Supercool, dirigida por Greg Mottola. Posteriormente películas cómo ¿Qué paso ayer?, de Todd Phillips, sirvieron de catapulta para mostrar un humor más negro, más acido y más estúpido (en el buen sentido). Es lo que a la gente le gusta, al menos a la mayoría, y solo era cuestión de tiempo para qué nuevas formulas, apoyadas en las mencionadas, surgieran.
Proyecto X es todo menos cine, por ahí tenemos que empezar, es sin duda alguna, esto lo aseguro, una grabación que un estudiante cualquiera haría sobre una fiesta, bueno, sobre una mega fiesta. Aunque decir fiesta quizás signifique otras cosas, pero para la juventud desenfrenada y extasiada de desmanes, esto significa. El director debutante Nima Nourizadeh, apadrinado por Phillips, nos presenta una historia contada miles de veces. Tres amigos, en realidad son cuatro, están a la antesala de la mejor fiesta de sus vidas, misma que les dará el respeto y honor que tanto han buscado entre la sociedad, la escuela, sus padres, y las chicas. Es la oportunidad perfecta para sobresalir y dejar de ser un nerd. Esta es su fiesta. Ellos son los anfitriones. Nosotros, el público, los invitados.
Los tres jóvenes protagonistas, Thomas, Costa y J.B, más el camarógrafo, llamado Dax, son los personajes a los cuales seguiremos durante poco más de hora y media, y compartiremos sus peripecias e infortunios. A esto le agregamos una subtrama romántica, que en lo personal no me molesta, donde el protagonista, Thomas, el anfitrión de la fiesta, debido a que es su cumpleaños, deberá elegir entre el amor de su amiga de toda la vida, o una aventura con la chica popular del colegio. Mientras acontece esto en medio de la apoteósica fiesta, colosal es la palabra, seremos testigos de múltiples escenas donde tanto hombres cómo mujeres pierden el control. Vamos, lo de siempre.
Lo único interesante de esta propuesta es la forma en que esta contada, cómo si de falso documental se tratase, una moda que pareciera ser el futuro del cine. La cámara en mano sirve para meternos en el ambiente de destrucción masiva de los adolescentes, por no decir que casi olemos el alcohol y probamos las drogas, y vemos mucha más piel en las mujeres. No creo, a diferencia de mi compañero Cristobal, que Proyecto X no sea tan entretenida cómo pretendía, ni que tampoco fracase en su cometido. Creo, habiendo visto el material, que cumple a la perfección todo lo que anhelaba. La peor pesadilla de los padres y el sueño heroico de la gran mayoría de los jóvenes. Obviamente es una cinta para éste público, el resto la encontrara inútil y sin sentido.
En definitiva, si eres joven, te gustan las fiestas, y lo que estás conllevan, Proyecto X es tu película del momento, una cinta que no pretende ni buscar buen cine, ni buenas actuaciones, ni un mensaje dramático en potencia, sino simplemente entretener a esta generación actual en su lado más débil: la diversión desenfrenada. Si después de verla no te dan ganas de salir con tus amigos y despedazar media ciudad, es que no entendiste la película. Por lo pronto puedo responder a la pregunta que tanto suscita la cinta: ¿Es la más grande fiesta que se ha hecho en la historia? Si, lo es.
★★★☆☆