La representación de las virtudes con las artes matemáticas que se inicia en la Edad Media se mantiene en el Barroco. En la Iglesia de la Santa Cruz encontramos la Prudencia astrónoma de Taddeo Gaddi y en el Palacio Médici-Riccardi veremos un gran fresco de Luca Giordano donde la virtud cardinal se rodea de matemáticos en plena actividad.
La joya del Médici-Riccardi es la Capilla de los Magos con sus hermosos frescos del cuatrocentista Benozzo Gozzoli y, además, hay varias cosas de interés matemático como el fresco de Giordano de la Galería de los Espejos: La apoteosis de la dinastía de los Médici.
La Prudencia aparece con el espejo, la serpiente y el ciervo, tres de sus símbolos habituales, mientras debajo, a su lado, dos sabios estudian y contemplan el cielo, uno con cuadrante astronómico y el otro con un compás y una escuadra.
Cuando Giordano sigue a Ribera, los sabios son pobres y están retirados del mundo, pero aquí en plana apoteosis medicea no hay lugar para la crítica barroca a la vanidad humana.