La hipoacusia (sordera) congénita se puede detectar en los primeros días de vida del recién nacido, para iniciar precozmente su tratamiento.
Tras el nacimiento de vuestro hijo, en el hospital, el personal de enfermería le realizará “las pruebas del oído”. Se trata de una prueba que mide la capacidad auditiva del recién nacido y que permite detectar problemas de audición en el recién nacido. Normalmente, se realiza antes del alta. Si por algún motivo, no se pudiera hacer, tendréis que acudir al hospital para que se la realicen. Es importante que la primera prueba se realice antes de los 15 días de vida del niño.
La enfermera os informará a los padres antes del momento de realización de la prueba. Los recién nacidos han de estar dormidos y tranquilos. No hay que aplicarle ninguna crema ni en la cara ni en el cuello. Se os entregará un folleto informativo.
Si vuestro hijo nace en un hospital privado, en la maternidad, os informarán de lo que tenéis que hacer para que se le realicen las pruebas.
¿Por qué se realiza esta prueba?
Para descartar, de forma precoz, problemas de audición.
Para poder tratar, cuanto antes, a los recién nacidos que tengan problemas con la capacidad auditiva.
¿Cómo se realiza la prueba?
Se coloca un pequeño auricular externo en la oreja, primero se coloca en una, y luego en la otra.
A través del auricular, le llega un sonido al niño.
Una máquina registra si llega de forma correcta.
No es dolorosa.
¿Cuáles pueden ser los resultados?
- Pasa la prueba: la audición es correcta. Se os entregará una pegatina que lo acredita, que debéis pegar en la página 8 del Documento de Salud Infantil.
- No pasa la prueba: es necesario repetir la prueba y quizá realizar algún estudio más. Pero esto no quiere decir que vuestro hijo tenga un problema en el oído. Hay que esperar los nuevos resultados y no alarmarse.
¿Cómo se puede reconocer una pérdida auditiva durante el crecimiento del niño?
Aunque esta prueba sea normal, los padres, deberéis estar atentos ante cualquier pérdida de audición, aunque sea leve y temporal. Puede ocurrir en niños que sufren procesos infecciosos de repetición que afectan al oído. Si observáis que el niño no responda a algunos sonidos o que presente algún retraso o dificultad para hablar consultad con el pediatra.
Guía para la valoración sencilla del desarrollo de la audición y del lenguaje
De 0 a 3 meses: se despierta o se asusta ante ruidos fuertes.
De 3 a 6 meses: la voz de la madre le tranquiliza, le llaman la atención los juguetes sonoros, gira la cabeza o mira hacia los ruidos.
De 6 a 9 meses: emite sonidos con entonación, balbucea.
De 12 a 15 meses: imita sonidos, atiende a su nombre, comienza a decir NO.
De 18 a 24 meses: identifica objetos, su vocabulario ronda las 20 palabras, usa su nombre.
De 3 a 4 años: su vocabulario tiene unas 500 palabras, habla de forma más o menos inteligible.