Una prueba genética no invasiva podría ayudar a los médicos a controlar la salud de los órganos trasplantados, según un estudio de la Universidad de Stanford en Estados Unidos que se publica en la edición digital de la revista «Proceedings of the National Academy of Sciences» (PNAS).
Los autores explican que en la actualidad para determinar si un corazón trasplantado podría ser rechazado por el receptor, los médicos se basan en biopsias cardiacas, que son arriesgadas y en ocasiones poco fiables.
Los investigadores, dirigidos por Thomas M. Snyder, intentaban diagnosticar el rechazo de trasplantes de corazón mediante el uso de métodos de secuenciación genética de última generación que detectan firmas genéticas únicas en el ADN derivado del donante que circula en el plasma .sanguíneo del receptor.