En terapia ocupacional debemos trabajar siempre que podamos con este tipo de pruebas, ya que nos ayudarán a ser objetivos y a intercambiar información con nuestros compañeros del equipo multidisciplinar utilizando un lenguaje común.
Son pruebas que están validadas y tienen unas instrucciones claras para su aplicación, de forma que los resultados son invariables independientemente de quién sea el evaluador.
Las evaluaciones estandarizadas que utilicé cuando trabajaba con personas afectadas por daño cerebral adquirido eran:
- Evaluación de la marcha y el equilibrio (M. E. Tinetti, 1986, 1988).
Mide 7 aspectos en la marcha y 9 en el equilibrio. Tiene en cuenta si la persona utiliza ayudas técnicas para la deambulación.
- Índice de Barthel.
Es la primera escala que conocemos cuando estudiamos terapia ocupacional ;)
Con ella obtenemos el grado de dependencia de la persona, aunque yo prefiero hablar del grado de independencia dándole la vuelta al resultado.
Se analizan 10 actividades básicas de la vida diaria, otorgando 10, 5 ó 0 puntos en función de la ayuda que precisa el paciente para realizar dichas actividades.
Evalúa 8 actividades instrumentales de la vida diaria.
En nuestra sociedad, encontramos puntuaciones bajas en hombres adultos debido a que por la educación que han recibido no han llevado a cabo de forma regular actividades como preparar la comida, cuidar la casa o lavar la ropa. Necesitaremos saber si realizaban dichas actividades de forma previa al daño cerebral para que los resultados sean fiables.
- Miniexamen cognoscitivo de Lobo.
Es una prueba en la que se valoran 5 áreas: orientación, fijación, concentración y cálculo, memoria y lenguaje y construcción.
Es muy sencilla de pasar para medir el grado de deterioro cognitivo de una forma general.
Podéis descargar cada una de estas pruebas haciendo clic sobre su nombre.
Existen otras pruebas de valoración estandarizadas específicas de terapia ocupacional que iremos analizando en próximos post.