Pues esta es la finalidad de este post. Os cuento mi experiencia con la esperanza de que alguien que se encuentre en una situación similar pueda ver que no está sola. También quiero dejar claro de antemano que lo que cuento es MI situación, MI reacción, MI punto de vista. Nada más lejos de mi mente el sentar cátedra, ni dar lecciones de ningún tipo a nadie. Por favor, partid de ese punto. Además, os hablo como absoluta ignorante de temas médicos más allá de mi propia experiencia.
Algunos ya lo sabéis, porque lo he mencionado en ocasiones, que mi segundo embarazo fue un poco....diferente. Segundo hijo, 32 años. Me tocaba la eco de la semana 12, esa en la que te hacen el triple screening y la eco de cribado. Recuerdo que mi padre estaba ese día con nosotros, visitándonos, y mientras él se llevaba a mi hijo mayor al cole, mi marido y yo nos fuimos al médico.
Entramos a la eco....tardábamos mucho. La ecógrafa miraba y miraba, y no decía nada. Empezamos a preocuparnos, y preguntamos si todo iba bien. Y nos cuenta que ve el pliegue nucal excesivamente grande (+3). Como no sabíamos qué implicaba eso, nos explica que es uno de los parámetros que se miden ya que pueden ser indicativos de malformaciones, concretamente se asocia a la detección prenatal de Síndrome de Down. Todo lo demás estaba bien: órganos internos, dedos pulgares, etc etc...
Hundidos de preocupación, nos mandan a la analítica, y el resultado de ambas nos lleva a que mi embarazo sea declarado directamente de alto riesgo por alta probabilidad de síndrome de Down. Al salir de la sala, y mientras esperamos que nos entreguen el informe para llevar al ginecólogo, se asoma una enfermera por la puerta y dice en alto mi nombre. Y dice - también en alto y delante de todos- "tengo que tomarte cita para la amnio, porque sólo tienes xxx semanas para abortar"
Nuestra cara...no entendíamos nada. Nos lo repite de nuevo. Es algo que nunca habíamos hablado, que nunca nos habíamos planteado. Es una de esas cosas sobre las que lees, pero que nunca te pasan a ti. "No vamos a hacernos la amnio". Y lo dijimos los dos, a la vez. Este es uno de los momentos más duros pero a la vez mejores de mi vida en pareja hasta este momento. La razón, porque el resultado de la prueba no iba a cambiar nada, íbamos a seguir.
Llegamos a casa, donde mi padre estaba esperando que llegásemos para poder contarle si era niño o niña. "Es niño,pero pasa esto". Lloramos, los tres. Mucho. Me fui a trabajar, necesitaba distraerme, pero no conseguía quitarme el asunto de la cabeza..A la semana siguiente me repetí la eco, con una médico especializada en diagnóstico prenatal. Ella me confirmó lo mismo. Incluso para ella, el riesgo era del 20%, mucho mayor que el que me habían dado. Y me pidió utilizar la eco que me acaba de hacer en una conferencia que daba esa tarde, porque era un "ejemplo de libro".Conclusión: nos enfrentábamos a que nuestro hijo padeciese Síndrome de Down con un 20% de posibilidades. Nuestro ginecólogo nos aconsejó la amniocentesis, para que al menos supiésemos a qué nos enfrentábamos, pero se declaró dispuesto a seguir con nosotros, apoyando, cuando dijimos que no, que no la haríamos porque el resultado no iba a cambiar nada.En la semana 16, le vieron quistes en la cabeza...ahora sé que es muy habitual, y que en la semana 20, como así ocurrió, suelen desaparecer. Eso sí, cuando pregunté a la médico qué creía ella, a la vista de la eco que me estaba haciendo (tras haberle puesto en antecedentes) me dijo "hija, a rezar mucho". me enfadé tanto que estuve a punto de poner una queja. Le dije que yo rezaba si quería y en mi casa, pero que esperaba una respuesta médica.Y pasaron las semanas, y a pesar de que el día a día era normal, me planteaba muchas cosas:- ¿de verdad iba a tener un hijo enfermo? En el fondo no quería creer en la posibilidad.- ¿sabría cuidarlo?- ¿eclipsaría a mi hijo mayor?- ¿qué necesidades tendría? ¿Qué grado de deficiencias?Y miles de cosas más. Me enteré además, que no sabía hasta entonces, de que el Síndrome de Down implica muchos problemas físicos, no simplemente una deficiencia intelectual. Pero nos fuimos acostumbrando, y decidimos que, como no podíamos saber, simplemente esperaríamos....Y llegó el día del parto. Mi gine estaba con nosotros (ya me había atendido en el parto anterior), y sabía que yo estaba muy nerviosa.dos empujones...y Yago estaba fuera. No me atrevía a mirar...y sólo oí a mi médico que me dijo "ESTA PERFECTO"Cada uno puede pensar qué haría en unas determinadas circunstancias, pero realmente no lo sabes hasta que te enfrentas a ellas. Yo os cuento nuestro caso, pero nunca se me ocurriría, JAMAS, juzgar a una persona que reaccione de otra forma y tome otra decisión. Nunca digas nunca, porque te quemas. (mezclando dichos populares)Esta es una de las mayores pruebas por las que hemos pasado....por el momento. Prueba para la pareja (¿qué hubiese pasado si cada uno pensase de una manera?), para la familia y para mí personalmente. Pero puedo decir que tuve la suerte de que haya sido una prueba superada, y además con el mejor de los finales.