Anna Freud Bernays nació el 3 de diciembre de 1895 en Viena. Fue la sexta hija del matrimonio Freud. Su madre, Martha Bernays, agotada después de tanto embarazo y de tener que hacerse cargo de sus hijos, decidió que a Anna la cuidaría una niñera, hecho que marcaría para siempre a la pequeña que vio siempre en sus hermanos, sobretodo en su hermana Sophie, a personas extrañas y rivales y mantuvo con su madre una tensa relación. En cambio con su niñera, una institutriz católica llamada Josefine Cihlarz, estuvo siempre muy unida. Su padre la llamaba cariñosamente Annerl pero también la apodó como “demonio negro” por su carácter impetuoso y su afán aventurero, muy distinto al de sus hermanos.
A pesar de sus conflictos internos, Anna creció en un ambiente burgués acomodado y recibió una buena educación. En 1912 finalizó sus estudios secundarios en el Cottage Lyceum de Viena. Poco después, sus padres decidieron que Anna pasara un tiempo tranquila en Merano para recuperarse de sus dolencias causadas muy probablemente por estadios de depresión y anorexia. En aquel tiempo se casó su hermana Sophie y su padre le impidió que asistiera a la ceremonia para que su salud no se viera alterada, pero Anna se sintió desplazada de su familia empeorando su estado de ánimo y su autoestima.
En 1914, de vuelta en Viena, Anna empezó a trabajar como maestra en el Cottage Lyceum, labor que realizaría hasta 1920. En aquellos años, en su constante búsqueda por encontrar su lugar en el mundo, Anna ya había leído algunos de los textos sobre el psicoanálisis de su padre y en 1918 dejó que Freud la psicoanalizara. Atraída por los estudios científicos de Sigmund, Anna inició su carrera en el psicoanálisis, especializándose en la rama infantil. En 1923 era aceptada en la Sociedad Psicoanalítica de Viena iniciando una imparable carrera participando activamente en distintas organizaciones y profundizando en el estudio del psicoanálisis infantil. En 1921 conoció a la escritora y psicoanalista Lou Andreas Salomé, amiga de Sigmund Freud, con quien mantuvo una estrecha relación a lo largo de su vida.
La llegada del nazismo a Austria obligó a la familia Freud a huir a Inglaterra. Instalados en Londres, Anna se haría cargo de su padre, enfermo de cáncer, quien fallecería en 1939. Durante la Segunda Guerra Mundial, Anna organizó un centro en el que acoger a niños desamparados. La Hampstead War Nursery era algo más que una guardería. Allí, además de protegerse durante los bombardeos, los niños recibían atención psicológica para enfrentarse a un mundo que no entendían. Terminada la guerra, su labor para asistir a los niños llegados de los campos de concentración continuaría en la Bulldogs Bank Home. Su larga convivencia y observación de aquellos niños maltratados por la guerra se materializaría en una serie de estudios sobre el psicoanálisis infantil.
Anna Freud nunca se casó, a pesar de tener varios pretendientes. Vivió buena parte de su vida cuidando de sus padres y en compañía de Dorothy Tiffany-Burlingham, una norteamericana madre de cuatro hijos, perteneciente a la rica familia propietaria de Tiffany & Co, que había viajado hasta Viena para que Anna Freud psicoanalizara a sus hijos. Con ella mantuvo una profunda relación de amistad que muchos identificaron con algo más. Juntas llevaron a cabo su labor durante la guerra y juntas completaron distintos estudios sobre el psicoanálisis infantil y viajaron en varias ocasiones a los Estados Unidos para dar a conocer sus conclusiones científicas y donde Anna recibió varios reconocimientos. Juntas dirigieron la Hampstead Clinic de Londres.
Al final de su vida, acompañada siempre de Dorothy, Anna Freud trabajó de manera incansable para evitar distintas publicaciones sobre su padre no autorizadas por ella y que algunas de sus cartas personales salieran a la luz. A la muerte de su fiel compañera, en 1979, Anna se quedó sola y triste. Tres años después, un ataque cerebral la dejó incapacitada físicamente pero mantuvo su mente lúcida hasta el final de sus días. La muerte le llegó mientras dormía, el 9 de octubre de 1982. Sus restos fueron depositados junto a los de sus padres y su querida Dorothy.
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Elisabeth Young-Bruehl