
Se puede decir que el deseo es una de las fuerzas más poderosas del ser humano. Es energía, movimiento, impulso vital. Es el encargado de recordarle que está vivo, que sigue siendo capaz de emocionarse, de ilusionarse y de sentir mariposas en el estómago cuando se enamora de alguien fuera de su pareja principal. Desde hace tiempo, desde la psicología moderna, la infidelidad se ha comenzado a mirar desde una perspectiva muy distinta: una búsqueda emocional y biológica. Hoy se sabe que ser infiel puede ser, en muchos casos, una experiencia profundamente humana, vinculada con la necesidad de exploración, autodescubrimiento y conexión.
La psicóloga Lara Ferreiro, autora de ¡Ni un capullo más! El método definitivo para quererte y encontrar a tu pareja perfecta, lo explica con claridad: “Cuando alguien se permite sentir deseo por otra persona, está reconectando con su propia energía vital. La infidelidad, entendida desde la conciencia, despierta algo que estaba ausente”.
Ashley Madison y la revolución del deseo
En los últimos años, plataformas como Ashley Madison, líder mundial en relaciones paralelas, han cambiado por completo la comprensión del deseo y del amor. Según su informe global de 2024, España lidera Europa en número de usuarios, con más de dos millones de personas activas en la aplicación. Pero lo verdaderamente interesante no son las cifras, sino lo que revelan cada una de sus historias. El 68% las mujeres registradas en Ashley Madison afirma que no busca relaciones sexuales, sino conexión emocional, validación y ternura. En el caso de los hombres, el 57 % asegura amar a su pareja, pero sentir la necesidad de volver a experimentar la novedad, la chispa, la emoción. Y un gran dato: el 82% los usuarios declara que, tras vivir una experiencia fuera de su relación, se siente más feliz, más confiado y más vivo que antes.
Estos números deben entenderse como un fenómeno emocional y biológico que responde a algo más profundo. Cuando una persona siente atracción por alguien nuevo, su cerebro se ilumina y comienza la magia. Se activa el sistema de recompensa, un circuito cerebral que incluye el área tegmental ventral, el núcleo accumbens y el hipotálamo. Estas áreas liberan dopamina, la hormona del placer, la motivación y la alegría. Es el mismo proceso que ocurre cuando se alcanza una meta o se escucha una canción que emociona. Es justo en ese instante cuando el cerebro del infiel no actúa desde la rutina: quiere sentir, explorar, experimentar.
Lara Ferreiro explica que “el cerebro del infiel busca reactivarse. A nivel químico, es un estallido de dopamina, adrenalina y oxitocina que juntas devuelven la pasión, la curiosidad y las ganas de vivir. En muchas ocasiones, una aventura es el comienzo de un nuevo amor por uno mismo.”
En las consultas de terapia de pareja, es uno de los temas que más se suele tratar. Personas que, después de años de rutina, vuelven a sentir deseo y curiosidad por la vida, como si volvieran a nacer. Personas que buscan reencontrarse con una versión más libre y auténtica de sí mismas. El cuerpo del infiel es, en realidad, un laboratorio químico maravilloso. Cuando aparece la atracción, la adrenalina se dispara, el corazón comienza a latir más rápido y el sistema nervioso simpático se activa, preparando al cuerpo para el placer. La dopamina genera entusiasmo, la oxitocina refuerza la conexión emocional y la serotonina estabiliza el ánimo. En conjunto, estas hormonas provocan una sensación de plenitud y energía que muchas personas describen como “volver a sentirse vivas”. Según los datos de Ashley Madison, más del 60% los usuarios afirma que, tras una aventura, se siente más atractivo, más seguro y con mayor autoestima.
La infidelidad consciente: conocerse a uno mismo
La infidelidad consciente, aquella que nace de la necesidad de autenticidad, puede ayudar a conocerse mejor. Muchas personas llegan a descubrir todo lo que les faltaba en su relación, qué parte de sí mismas habían dejado atrás o qué tipo de conexión emocional realmente necesitan. No se trata de romper vínculos, sino de reencontrarse con la pasión interior.
Pero ¿por qué atrae tanto lo prohibido? Es una de las preguntas que más se suelen hacer y la respuesta está en el cerebro. Lo desconocido, lo incierto, lo que implica un riesgo, activa de manera más intensa las zonas cerebrales del placer que lo conocido o lo rutinario. La ínsula, una región que combina emoción, placer y conciencia del riesgo, se ilumina cuando algo resulta peligroso y excitante al mismo tiempo. Es la tormenta perfecta para el deseo. Y Ashley Madison ha sabido canalizar esa energía con inteligencia emocional, creando un espacio discreto, libre y sin juicios, donde las personas pueden explorar su deseo con seguridad y autenticidad.
Lo prohibido y su belleza emocional
Lara Ferreiro lo resume así: “Lo prohibido tiene su belleza porque nos conecta con lo que somos en esencia: seres apasionados, curiosos y deseantes. Lo que se vive con conciencia, sin culpa, puede ser profundamente transformador.”
Se vive en un tiempo en el que el concepto del amor está en constante cambio y son las nuevas generaciones las que lo están demostrando al no temer hablar de relaciones abiertas, flexibles o adaptadas a sus necesidades emocionales de cada momento. De hecho, diversos estudios clínicos han mostrado que un 41% las parejas que atraviesan una infidelidad y deciden acudir a terapia logran fortalecer su vínculo.
El amor, en su versión más madura, consiste en la libertad. Y plataformas como Ashley Madison enseñan que amar también puede significar explorar, descubrir y elegir cada día desde el deseo y la verdad interior. El cerebro del infiel debe verse como un explorador de la vida. Un viajero de la emoción, un buscador del fuego interno.

