El aburrimiento es la enfermedad de la civilización...el habitante de nuestras urbes se aburre, no encuentra agradable su vida, no tiene impulso ninguno para actuar y se deja invadir por un sentimiento de 'no vale la pena' y de 'nada tiene importancia'. Este aburrimiento se extiende a todas las capas de la sociedad, visible claramente en los más poderosos y no se libran de él ni el obrero ni el empleado.El hombre no puede vivir sin estímulos que lo muevan y necesita de ellos constantemente (...) La tecnificación de nuestra cultura, que ha hecho rutinaria la vida, ha llevado indudablemente al aburrimiento. Repetir una labor sin interés o cumplir una función sin significado, conducen al aburrimiento...la tragedia de nuestra vida diaria es que los estímulos que disponemos no ocasionen sino una excitación inmediata y se agotan allí; obran sobre las necesidades instintivas: sexo, narcisismo, agresión, etc...¿Cómo combatir el aburrimiento? ¿ofreciendo más estímulos? obviamente que no. ellos no satisfarían momentáneamente al sujeto, que continuaría buscando nuevos excitantes. ¿educándonos para elegir el estímulo productivo y capacitándonos para reaccionar ante él?Esto sería posible solamente con un cambio total del funcionamiento de nuestro sistema-que no está dirigido a satisfacer las verdaderas necesidades del hombre, sino de su propia estructura- por una sociedad en la que el ser humano viva una vida en condiciones humanas.
En Seguin periodista- fragmento de Carlos Alberto Seguín publicado en el diario "La Prensa" Lima 16 de julio de 1974