El corte de un cartucho fulmina el silencio de una habitación vacía, al cual se suman gritos y amenazas de un secuestrador. No obstante, el plagiario es incapaz de dañar a su víctima, pues todo el acto forma parte de una simulación.
En el Laboratorio de Enseñanza Virtual y Ciberpsicología de la Facultad de Psicología de la UNAM, expertos utilizan la realidad virtual para construir escenarios y recrear situaciones que ayuden a superar distintos miedos y eventos traumáticos.
Bajo el cuidado de un especialista, esta técnica de exposición confronta a las personas con el estímulo temido o sus señales, explica Georgina Cárdenas, directora del laboratorio.
En el pasado se les pedía a los pacientes imaginar la situación que les causaba temor; por ejemplo, que se situaran en un avión si volar era su fobia. Actualmente, la realidad virtual les permite sentirse dentro de sus miedo.
"Pueden experimentar la ansiedad y, con apoyo del terapeuta, controlarla", indica la doctora en Psicología de la salud.
Antes de la exposición, un psicólogo brinda terapia al usuario para entender su fobia y enseñarle técnicas para superarla.
Para cada tratamiento se desarrolla un ambiente virtual único con funcionamiento propio, de manera que si una persona presenta fobia a los espacios abiertos y a las multitudes, se recrea una plaza o avenida concurrida.
"Podemos hacer que haya un espacio abierto con una o dos personas, pero el terapeuta puede agregar 20 personas más para que (la simulación) esté más cercana a la ansiedad que presenta el paciente", comenta Cárdenas.
La terapia es presencial y el número de intervenciones va de 10 a 12 sesiones, cada una de 40 a 45 minutos, pues el eje principal de este tratamiento es la exposición prolongada a la experiencia traumática, señala Raúl Durón, estudiante de quinto semestre del doctorado en Psicología de la UNAM.
"La realidad virtual viene a romper limitaciones de la exposición tradicional por imaginación, como la evitación cognitiva, pues los pacientes evitan imaginarse en este tipo de situaciones", cuenta el doctorando, quien se integró al laboratorio como parte de su servicio social de licenciatura y continúa en él seis años más tarde como alumno de posgrado.
De acuerdo con Cárdenas, la terapia con realidad virtual se ha vuelto más viable, pues en los últimos tres años los equipos se han abaratado.
"El primer equipo nos costó 150 mil pesos, pero ahora puede costar 10 mil. Además, los primeros ambientes, en 2004, nos llevaron un año (desarrollarlos), pero actualmente se realizan en 4 meses", detalla la experta, quien trabaja en conjunto con el Observatorio Ixtli de la UNAM en la creación de los mundos virtuales.
La académica recuerda que durante una década su área de investigación fue menospreciada.
"Es un campo emergente, en donde por 10 años no había un reconocimiento ni confianza en que lo que se estaba haciendo tenía bases científicas, por lo cual hubo mucho rechazo, no solo por parte de los pacientes, sino también por los colegas psicólogos quienes consideraban que estábamos jugando", lamenta.
"Ahora han cambiado las circunstancias. En el 96 o 98 había un artículo publicado en revistas indexadas, pero ahora hay muchos que están demostrando que (este tratamiento) está funcionando con eficacia y eficiencia porque ahorra muchos gastos de tiempo y de dinero", asegura.