Los psicópatas, quienes en ocasiones acaban convirtiéndose en asesinos en serie, han sembrado el pánico en muchas ocasiones. Un ejemplo de ello es el famoso Jack el Destripador, que asesinó a cinco prostitutas en Londres en 1888 y nunca fue capturado ni conocida su identidad. También han dado mucho que hablar a lo largo de la historia tanto en la literatura, como en el teatro, en la música o en el cine siendo uno de los temas preferidos por los directores de Hollywood.
Christian Bale en la película “American Psycho”.
Empecemos por hacer una diferencia de términos.
Asesino en serie: persona que comete tres o más asesinatos durante un periodo de tiempo pero con enfriamiento entre cada crimen. Entre sus delitos, mantienen un comportamiento normal.
Asesino en masa: persona que comete múltiples asesinatos en una ocasión aislada y en un solo lugar.
Spree killer: persona que comete múltiples asesinatos en diferentes lugares, dentro de un período de tiempo que puede ir desde unas cuantas horas a varios días. A diferencia de los asesinos en serie, éstos no vuelven a su comportamiento normal entre asesinatos.
¿Pero qué es lo que se conoce como psicopatía?
Es un grave trastorno de la personalidad que en el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales; en inglés: Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) se llama trastorno de la personalidad antisocial (TPA). En éste se indica que para el diagnóstico debe haber evidencias de la presencia de un trastorno de la conducta (clasificados en los “Trastornos destructivos del control de los impulsos y de la conducta”) antes de los 15 años pero el individuo debe tener al menos 18 años. La prevalencia en la población del TPA es del 3% para los hombres y el 1% para las mujeres.
El TPA correlaciona positivamente con rasgos como el egocentrismo, la frialdad emocional, la crueldad, la dominancia social, el narcicismo, la irresponsabilidad, la búsqueda de sensaciones, la audacia, la impulsividad y la conducta antisocial. En cambio, correlaciona negativamente con la ansiedad, la amabilidad, la depresión, la vulnerabilidad, la asertividad, el miedo, la sensibilidad al castigo o el control de impulsos. No tienen pérdida de contacto con la realidad, son plenamente racionales y conscientes de lo que hacen y por qué lo hacen. Su conducta es el resultado de su elección, libremente realizada y con ausencia de remordimientos.
Debido a estas características, algunos autores consideran que el delincuente psicópata es un tipo especial, cualitativamente diferente de los otros delincuentes.
El criminólogo español, Luis Miguel Sánchez Tostado (Jaén, 1962), arroja alguna información interesante en una entrevista concecida a Canal Sur Radio:
“El asesino en serie (…) es un personaje de mente fría y calculadora, incapaz de arrepentirse. Pero puede distinguir perfectamente entre el bien y el mal.”
“Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en España existen 840.000 psicópatas (2% de la población).”
“Normalmente se trata de hombres jóvenes (sólo 11% de mujeres), de raza blanca, atacan preferentemente a las mujeres, el primer crimen lo comenten antes de cumplir los 30 años de edad. Han tenido una infancia traumática por abandono, malos tratos físicos, psíquicos o sexuales. Es un personaje solitario, manipulador, gran fingidor (parece sociable y encantador), se excita con el riesgo, humilla a sus víctimas para realzar su autoestima. Se siente amo del mundo. Tienen afán de protagonismo, desafían a la policía dejando mensajes o pistas para demostrar su inteligencia (por ejemplo, el asesino de la Baraja que mató a seis personas en Madrid) y cuando son capturados suelen confesar (a veces se atribuyen más víctimas).”
En el siguiente cuadro podemos observar a los mayores asesinos en serie del mundo.
Entre ellos encontramos a un español, Manuel Delgado Villegas “El Arropiero” (Sevilla, 1943 – Badalona, 1998). Manuel ingresó en 1961 en la Legión española, donde aprendió un golpe mortal que le ayudó en su carrera criminal. Poco después desertó del ejército y viajó por España, Italia y Francia, dejando un rastro de cadáveres. Fue detenido el 18 de enero de 1971 en el Puerto de Santa María (Cádiz).
El Arropiero
Aquí podéis ver un documental sobre él.
Como conclusión, decir que ni todas las personas con TPA son delincuentes, ni todos los delincuentes padecen un TPA. La única diferencia es que los individuos con TPA tienen unas características que les hacen cualitativamente distintos.
Laura Sánchez
Bibliografía
Alcázar, M. A., Verdejo, A. & Bouso, J. C. (2008). La neuropsicología forense ante el reto de la relación entre cognición y emoción en la psicopatía. Revista de Neurología, 47(11), 607-612.
Ribes, P. et al. (2011). Evaluación de la psicopatía desde el modelo de los cinco factores de la personalidad. Fòrum de Recerca, 16, 915-929.
Sánchez, L. M. (s.f.). Asesinos en serie. Recuperado febrero 19, 2015, de http://www.sancheztostado.com/nota_1.php