Psicosis #1 | 187pp
Era una noche oscura y tormentosa; Mary Craine estaba exhausta, perdida, y al límite de sus fuerzas, ansiosa por darse una ducha caliente y encontrar un lugar donde pasar la noche. Cuando el Motel Bates apareció de pronto entre la tormenta, Mary pensó que era su salvación. Las habitaciones eran viejas y húmedas, pero estaban limpias, y el encargado, Norman Bates, parecía un tipo bastante agradable, aunque un poco raro... Después Mary conoció a la madre de Norman. Y el cuchillo de carnicero. La pesadilla acababa de empezar.
Psicosis, más que el nombre de un estado histérico de nuestra mente, es reconocida como la película de terror más famosa de la historia del cine. Un thriller inspirado en el libro del que os vengo a hablar ahora, tras el cual se esconde un tímido y desapercibido Robert Bloch, que ha permanecido en la sombra durante años, al menos para mí. Descubrir qué se esconde entre las páginas de una novela desconocida y a la vez, más que famosa, ha sido una verdadera aventura.
Un clásico del cine y de la literatura es lo que tenemos entre manos. Ha sido una incursión bibliotecaria, con la curiosidad al dente en mis pupilas y mis garras deseosas de despedazar la psicología oculta tras la figura de Norman Bates, protagonista indiscutible, terriblemente espeluznante y, a la vez, atractivo, que nos trae de cabeza desde el comienzo de “Psicosis”. Desde la primera línea muchos ya sabemos lo que va a ocurrir, y sin embargo, esta novela corta es capaz de mantenernos en tensión por su moderna forma de llevar el hilo conductor de los acontecimientos, con diversos puntos de vista y dando tras pies de adelante hacia atrás. Nunca se hace confusa ni tampoco aburrida o pesada, por lo que, sus escasas 200 páginas pasan volando delante de nuestros ojos, desenredando un misterio ya no tan secreto para la gran mayoría del público pero igual de atrayente. Los sucesos son determinantes: Mary roba una escandalosa cantidad de dinero (40.000 dólares) y se da a la fuga, sin dar explicaciones a nadie. Sin pensarlo, acaba en una bifurcación abandonada, donde su único amparo se encuentra en un motel de carretera: el motel Bates; pobre pajarillo… no sabe quién le espera dentro. Ése no es más que el esmirriado Norman Bates, un hombre-niño que vive esclavizado por su progenitora, la vieja señora Bates, quien vive vigilante y siempre impertinente en la casona junto al motel. Los personajes se nos presentan misteriosos, tienen blancos y negros y nos cuentan una historia siempre desde su punto de vista. La hermana de Mary, una joven trabajadora de una tienda de música, tiene carácter (todo aquel que le faltó a su hermana) y Sam Loomis es un galán con problemas económicos y un corazón muy noble. Sin embargo, Norman es el verdadero protagonista; no por nada estamos pendientes de sus movimientos desde que empieza la novela, desentrañando sus misteriosos pensamientos. Habla con su madre y sus conversaciones son surrealistas, su comportamiento como hombre deja mucho que desear, sumergido de vez en cuando en la bebida y entre los ratos libres, deseando a escondidas a las jovencitas que pasan por su oficina. Para crear a este intrépido personaje, el autor se inspiró en un horroroso caso real que azotó EEUU hace algunos años: estoy hablando del caso Gein. Ed Gein era un hombre extraño, taciturno y hasta un tanto idiota que vivía obsesionado con su madre. Cuando ésta murió, el quedó sólo en su chabola y pareció no molestar a nadie. Sin embargo, entre sus pasatiempos preferidos, se encontraba desear a las mujeres pero no para irse con ellas a un bar y emborracharse hasta caer en la cama, no. Lo que él quería era despellejarlas, comérselas vivas y luego crearse un macabro vestido de mujer (os recordará también a Buffalo Bill, enemigo de Clarice en El silencio de los corderos, novela de Thomas Harris). Con estos antecedentes como inspiración, podéis adivinar qué tipo de persona se esconde tras la fachada del delicado Norman Bates. Aunque delicado nunca fue, eso lo aportó Anthony Perkins con su fino físico en la película de Alfred Hitchcock, por medio de la cual conocí esta espeluznante novela. Se han hecho muchas versiones, pero como la primera no hay ninguna (está perfectamente adaptada).
Podría contar muchísimos fallos que habré encontrado a lo largo de la narración, como alguna que otra incoherencia (apagar luces de neón que ya estaban apagadas), o hablar de lo improbable que es que un ser humano padezca de una enfermedad parecida a la que se narra en el libro (sin ir más lejos, lo estuve discutiendo con dos psiquiatras hace muy poco). Sin embargo, lo único que no os puede gustar de esta novela es que ya la sabéis de memoria. Los acontecimientos se suceden de manera magistral y quedas enganchado por su estilo sencillo y directo, pero nada te sorprenderá si has visto la película primero. Es una gran pena, porque leer esta novela sin saber quién es el asesino debe ser un gran privilegio. Por lo mismo, animo a todo joven lector que no se haya atrevido con la increíble adaptación cinematográfica y que se sumerja, antes que nada, en la novela que nos narra los sucesos acontecidos en el viejo motel Bates. Y si os habéis sumergido ya, tal vez compartiréis conmigo la opinión de que era innecesario hacer una segunda y tercera parte (aunque hablo sin saber, porque no las he leído). El final de Psicosis es demasiado bueno como para continuarlo.
Envejecer como lo ha hecho “Psicosis” es uno de los grandes retos a los que se enfrentan los libros de hoy en día. Os apuesto que muchos no lograrán ese objetivo. Sin embargo, Robert Bloch inmortalizó una verdadera pesadilla, sacada de la profundidad más oscura de su mente, y nos la puso en bandeja en una novela adictiva que osó cambiar la historia de una época.
Ya de joven publicó relatos en revistas pulp, y elaboró fanzines sobre ciencia ficción. Formó parte del círculo de admiradores de H.P. Lovecraft, con quien se carteaba y por el que fue muy influenciado en una primera época, si bien desarrolló posteriormente un estilo muy propio. Trabajó como guionista cinematográfico y también como adaptador de sus propias novelas, siendo ejemplo famoso la adaptación de Psicosis, que sería dirigida por Hitchcock. Logró numerosos premios a su labor literaria, como el Hugo y el Bram Stoker. Fue presidente de la Asociación de Escritores de Misterio de América. [Fuente: Lecturalia]